El medio rural profundo pierde 10.000 vecinos en solo un año

Ical
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Los residentes en localidades menores de 2.000 habitantes siguieron a la baja y ya solo representan el 21,63 por ciento de la población total de la Comunidad

El medio rural profundo pierde 10.000 vecinos en solo un año - Foto: FS ICAL

El medio rural profundo de Castilla y León sigue desangrándose al perder los municipios de menos de 2.000 habitantes, en tan solo un año, un total de 10.208 residentes, frente a la ganancia de población tanto de capitales de provincia como de áreas periurbanas y municipios de más de 5.000 habitantes de la Comunidad, en la comparativa realizada entre los años 2019 y 2020.

Así queda reflejado en el informe anual sobre la situación económica y social de Castilla y León elaborado por el Consejo Económico y Social (CES) de la Comunidad, recogido por Ical, y que muestra cómo la autonomía sigue perdiendo población al pasar de los 2.400.898 habitantes de 2019 a los 2.396.301 que figuraban como residentes en 2020.

Una pérdida de población que sobre todo se refleja en los núcleos más pequeños, lo que el informe llama ‘medio rural profundo’, y que se refiere a municipios de menos de 2.000 habitantes que no ejercen funciones de centros comarcales y de servicios. Y es que estos, 1.970 en todo el territorio, perdieron 7.682 habitantes, una caída del 1,64%.

Esta situación provoca que el medio rural profundo, que en extensión sobre el territorio y número de localidades agrupa la gran mayoría de Castilla y León, al suponer el 87,59 por ciento de los municipios, represente cada vez menos porcentaje poblacional de la Comunidad, pasando del 19,52 por ciento en 2019 al 19,24 por ciento en 2020.

En la misma situación se colocan los llamados centros de tercer orden, o lo que es lo mismo, los núcleos de menos de 2.000 habitantes que sí ejercen funciones de centros comarcales y de servicios. Así, la pérdida de población, unida al cambio de un municipio de categoría, hace que se produzca un descenso de 2.526 habitantes entre 2019 y 2020, un 4,2 por ciento menos.

La suma de ambas pérdidas hace que los municipios de menos de 2.000 habitantes agrupen una pérdida de 10.208 residentes, un 1,93 por ciento menos que en 2019. De esta manera, representan casi un 90 por ciento de los municipios y solo una quinta parte de la población, en concreto el 21,63 por ciento.

El otro tipo de municipios que pierde población de manera ostensible es el de los centros de segundo orden, correspondientes a pueblos entre 2.000 y 5.000 habitantes. Estas 43 localidades pasaron de 128.957 habitantes en 2019 a los 125.454 con los que iniciaron 2020, un 2,7 por ciento menos, por lo que representan el 5,24 por ciento de la población, frente al 5,37 del año previo.

Más población.

En el lado contrario, frente a la caída total de 13.711 habitantes en los municipios de Castilla y León de menos de 5.000 residentes, se erigen las capitales de provincia, las áreas periurbanas y las localidades llamadas de primer orden, con más de 5.000 habitantes, que aumentan su población.

El mayor aumento se da en los municipios de más de 5.000 habitantes, llamados centros de primer orden, cuyo número de residentes crece en 4.620 (+3,1%). No obstante, este crecimiento debe matizarse, puesto que a este grupo se unió El Burgo de Osma, por lo que en realidad se mantienen en números similares a los de 2019, con una ligera pérdida de unos 400 habitantes.

Sí crece la población de los 133 municipios de influencia urbana y las 24 localidades de las áreas periurbanas. Todos ellos representan el 14,52 por ciento de la población de la Comunidad, ligeramente superior al 14,4 del año anterior.

También aumentaron las nueve capitales, cuya población agrupada sumó 2.517 habitantes más a los 1.031.398 de 2019. Sin embargo, mientras Ávila y Soria crecieron un 1,1%, León, Palencia y Zamora vieron mermar ligeramente su padrón.

Entre las ciudades mayores, solo las de más de 10.000 habitantes que no son capitales de provincia vieron disminuido su población aunque apenas 275 personas en conjunto. Solo Miranda de Ebro y Aranda de Duero mostraron un comportamiento positivo, con crecimientos del 0,67 y 1,01 por ciento. En cualquier caso, la pérdida conjunta en estas ciudades fue menor que en años anteriores.