¿Qué haces Pepito...? ¡Nada...! ¿Y tú Jaimito...? ¡Ayudar a Pepito...! No puede ser más viejo. Lo sé. Tampoco peor. Me refiero al chiste. Claro. Pero sigue siendo actual. Puede que más que nunca. Ha creado tendencia. Desde luego. Incluso más que eso. Una nueva profesión. ¡Pepitos...!. Cómo mola. Toda una vocación. El título, además, no tiene rango universitario. No requiere Grado ni doctorado posterior. Todo lo contrario. Ni tan siquiera es preciso que otro de sus iguales certifique la trayectoria profesional del interesado. Menudo descrédito. Sería terrible. ¡Hacer algo..!. El único inconveniente es que un pepito no puede presumir. Todo lo contrario. Lo debe ser. No parecer. Pero en secreto. Una especie de militancia en una logia masónica. Absolutamente inútil como mérito curricular. El trabajo duro empieza aquí. Al menos para Jaimito. Reprimir al iniciado no es sencillo. Así que hay que empoderarlo. Creacionistas de contenido. Asesores. Parafarmaceúticos municipales. La nueva corte política maneja los hilos a la perfección. El relato que decora. El pacto que perpetra. Concejales. Consejerías. Vice presidencias capullo. Presidencias florero. El único problema es cuando el aspirante se sale del guion. Qué se joda Jaimito. ¡Y hace...! En Burgos ha sucedido esta semana. El mandarina municipal de Vías y Obras, está decidido a arreglar la calle más arreglada. La más nueva. Afirma que el Bulevar de Herzog y De Meuron tiene problemas de tráfico. Ese diseño de los Pritzker de Arquitectura que permite, por supuesto que cumpliendo con la misma ordenanza de inmovilidad que ya se saltan hasta los autobuses, llegar en diez minutos y veinte segundos desde la Universidad al Silo, y en menos de doce al Mac Donald del final de la calle Vitoria. El remedio son cuatro rotondas. Puede que cinco. Y el problema los correspondientes millones de euros. Los mismos que no podrán emplearse en renovar el resto de la ciudad vieja. La que amenaza ruina. El barrio de Vadillos. La calle del Progreso. Santa Clara, o las aceras del borde del río de la avenida del Arlanzón. La buena noticia es que sólo es una propuesta. Así que se verá. Pobre Jaimito. Quién iba a imaginar que era tan difícil. Lo dicho. Ayudar a Pepito...