‘Son las 12 de la noche y yo no tengo prisa’. ‘Hasta que no te lo aprendas no sales’. ‘El sábado aquí a las  8 de la mañana’. Con estas y otras frases recuerdan sus alumnos a Emilio Llanos, el profesor de los burebanos, que el coronavirus se le ha llevado a los 71 años. Amante de las ciencias y los números, el briviescano comenzó a dar sus primeras clases en el verano de 1975. No obstante, no fue hasta el invierno de 1978 cuando su trayectoria profesional como docente se fijó en la capital burebana, una vez que finalizó sus estudios de Ingeniería Química Nuclear en Zaragoza.

Por las aulas, que en sus inicios se ubicaban en la antigua cárcel de Briviesca, han pasado millares de adolescentes de múltiples generaciones. Compaginaba su pasión centrada en la enseñanza y volcada en ayudar a todos con el mundo del deporte. Aficionado al culturismo, ciclismo y la montaña, «su buena forma física le ha mantenido con vida estos meses», asegura uno de sus amigos.

Ingresó en el Hospital Universitario de Burgos el 3 de abril y no volvió a salir. Sus ganas de vivir y su profesionalidad quedarán en el recuerdo de una comarca.