MasterChef volvió anoche a las pantallas de televisión y lo hizo con dos participantes burgaleses: Jesús y Dani. No duró mucho el primero de ellos, que en el estreno de la novena edición dijo adiós. El abogado de 69 años fue el primer expulsado de MasterChef 9. El más mayor de los concursantes no logró ubicarse en las cocinas y acabó perdido entre los fogones del talent. La chef Samantha Vallejo Nájera, de hecho, calificó como "el barro de un charco de agua sucia" su plato en la prueba de eliminación.
"Completamente libre, independiente y sin ganas de comprometerse con nadie a día de hoy". Así describe la página web del programa a Jesús, quien se ha dedicado a la abogacía durante 45 años y ahora vive -durante 6 meses al año- en su propio barco en Ibiza. "Se ha llegado a ver completamente superado en el pasado, pero por fin siente que ha logrado rehacer su vida", cuentan sobre este varón de 69 años que tiene dos hijos (un abogado de unos 40 años y otro de 38 que se dedica a la ingeniería), que se quedó viudo hace tres años y que, "tras una etapa realmente difícil, ahora quiere disfrutar al 100% del presente y conectar con su lado más juvenil".
Hace unos 10 años, según el propio portal de MasterChef, Jesús se montó un despacho de abogados en Ibiza para disfrutar aún más de 'su' querida isla, pero tristemente terminó cerrándolo. De ahí que el barco sea ahora "su refugio, su hogar". Cree que su presente está tomando el rumbo que se merece y está preparado para superar nuevos retos. Le gusta la cocina, pero no ve mucho la televisión. Sin embargo, le encanta MasterChef porque es un programa, según sus propias palabras, "cachondo, entretenido y muy divertido".
Del talent de cocina, sin embargo, apenas ha podido disfrutar, ya que anoche se convirtió en el primer concursante expulsado.
En MasterChef 9 continúa Dani Vallejo, de 41 años y residente en Getxo, aunque su familia procede de Burgos. Desde que con 18 años se puso a trabajar, "ha hecho de todo en la vida", describe sobre él el programa. Ha sido soldador, entró en el ejército donde estuvo dos años en infantería de soldado "a lo Rambo". Se montó su propia tasca y como siempre había querido ir a la universidad se matriculó en Estadística en la Complutense de Madrid para terminar trabajando en un banco.
Ahora, además, tiene su propio bar en Getxo, del que habla con orgullo y asegura que todo el mundo de la zona lo conoce. Su etapa universitaria la recuerda con mucho cariño, sus compañeros le veían como el sugar daddy de la clase, dice. Es "descarado, sincero y no se corta con nada", continúa con la descripción el programa. Dani, además, tiene un hijo y después de tantos cambios, en los últimos años ha podido frenar un poco el ritmo y estar más cerca de él para disfrutar de la paternidad como nunca.
Asegura llegar a MasterChef a cocinar, que es lo que verdaderamente le importa y se considera una persona "completamente transparente". Por último cree que en un talent como éste "te puedes encontrar a gente muy falsa y pelota con la que no se siente identificado", indican el programa en su web.
En esta ocasión, se presentaron 70.000 personas al cásting de MasterChef 9, una cifra notablemente superior a la de la edición anterior, cuando fueron menos de la mitad, 30.000. 50 de ellos se la jugaron en la prueba final y 15 fueron los elegidos, aunque tras la expulsión de Jesús, queda un aspirante menos en las cocinas del programa... Cabe recordar que el año pasado hubo otra burgalesa en este talent Sonsoles Conde, que llegó hasta el programa 6.