Un escudo contra los cacos de carretera

FERNÁN LABAJO
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La Guardia Civil patrulla cada día las áreas de servicio de las principales vías de la provincia para disuadir a grupos itinerantes que aprovechan descuidos de conductores para robarles

Un escudo contra los cacos de carretera - Foto: Patricia González

Son las diez de la mañana de un caluroso día de julio y por la AP-1 transitan miles de coches cargados de maletas con un destino vacacional. Que cueste trabajo encontrar aparcamiento a la sombra en el área de servicio de Briviesca da la pista de que muchos han madrugado bastante para iniciar el viaje. El lugar es idóneo para estirar las piernas, abrir las ventanas y las puertas del vehículo de par en par para ventilarlo e, incluso, entrar al restaurante a almorzar. Los conductores permanecen ajenos a los ladrones que andan siempre al acecho y que se aprovechan de esa confianza para llevarse todo lo que pueden. No despistarse es el mejor antídoto contra las robos, pero la Guardia Civil suele patrullar estas zonas para disuadir a los cacos y mantener alerta a los usuarios. 

Nada más bajarnos del coche con Noelia y Rubén, cabo y agente de la Guardia Civil, nos encontramos de frente un maletero abierto y sin nadie cerca para evitar el hurto. El conductor le ha dado la espalda para tirar un papel de aluminio a la papelera y el resto de ocupantes ha entrado en el baño. Cualquier ratero habilidoso ya se habría hecho con un buen botín. «Todos estos robos se producen al descuido. Los delincuentes son muy habilidosos, por eso es fundamental no ponérselo tan fácil», advierten. 

Los ladrones forman parte de bandas organizadas, mayoritariamente de origen extranjero e itinerantes, pues no están radicadas en Burgos. «Es una provincia de paso para miles de conductores, muy bien conectada. Eso la convierte en un lugar perfecto para ellos porque las víctimas son, principalmente, turistas de otros países», comenta Noelia. Estudian muy bien las áreas en las que van a actuar. Saben si una gasolinera o un restaurante tiene cámaras y cuáles son los ángulos muertos. Si el viajero es despistado, el hurto es pan comido. Si no, tiran de habilidad. 

(Más información en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)