El oficio de sumiller cada vez seduce más

A.S.R.
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El curso de la Cámara de Comercio 'gradúa' a 10 nuevos alumnos, con los que ya son 114 los que han pasado por él en sus ocho ediciones

Los diez profesionales que han participado en esta actividad posaron divertidos después de recoger sus diplomas y colgarse el ‘tastevín’ al cuello. - Foto: Luis López Araico

La capacidad seductora del vino suma y sigue. Diez nuevas narices caen rendidas ante él tras participar en el Curso Superior de Sumiller Profesional, que ayer celebró su clausura con la entrega de diplomas a Melissa Blanstein María, Víctor Ignacio González García, Carlos Alberto Macho Cuasante, Víctor Manuel Perdomo Cerezo, Patricia Rodríguez Moisén, María Teresa Ruiz Maté, David Sánchez Gonzalo, Enrique Seco Martínez, Noemí Moral Moral y Daniel Tapia Hidalgo. Estos dos últimos recogieron además el segundo y el primer premio, respectivamente, como mejores alumnos.

 

Con estos nuevos profesionales, ya son 114 los que se han iniciado en este oficio en sus ocho ediciones, entre ellos Diego González, campeón de España 2019, que lo hizo en su tercera entrega, tal y como destacó el hostelero Ricardo Garilleti, representante de la Cámara de Comercio, que organiza el curso junto a la Junta. Lo dijo durante un acto al que también asistió la presidenta de los sumilleres burgaleses, Alba Nely Rosso, que advirtió que este es el primer paso de un camino e instó a los interesados a seguir con su formación.


A juzgar por sus palabras, la harán caso. «Me gusta este mundo, tenía compañeros que habían hecho el curso, y me he enganchado. Seguiré formándome y ampliando mis conocimientos para dedicarme a ello», señaló Daniel Tapia, de 22 años, camarero en el Ojeda, donde ve cada día que a la gente aún le cuesta reconocer un buen vino.


La posibilidad de mejorar en su trabajo es una de las razones que motiva a los asistentes. He ahí Enrique Seco, propietario de El Soportal, y Noemí Moral, agente de enoturismo y comunicación de Dominio de Cair, bodega de La Aguilera. «Es un mundo muy amplio, que no tiene final, y en el que te tienes que poner al día continuamente. Esto no acaba aquí», decía Seco antes de colgarse el tastevín al cuello y reconocía que ya ha empezado a mimar más esta cultura en su bar. Mientras Moral ve una manera de afianzar su puesto, aunque, avisa, este es un universo «en el que nunca acabas de aprender».