No hagan juego

Á.M. / Burgos
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Lacalle (10 ediles) parte con la ventaja legal para ser alcalde, pero nadie se atreve a prever qué ocurrirá hoy • La mayoría seguirá siendo 14 concejales aunque alguno no asista a la sesión • PSOE e Imagina (13) votarán a De la Rosa

Si esto fuera una guerra, y a fe que por momentos lo parece, hoy sería el ‘Día D’. A las 12.00 horas dará comienzo el Pleno de investidura con más interrogantes de la historia democrática de la ciudad, ya que en 1999 el ‘tripartito’ estaba firmado a estas alturas de la carrera por el Gobierno de Burgos. Hoy nadie tiene mayoría absoluta y los acuerdos que se han cerrado tampoco alcanzan a cumplir las exigencias normativas para poder amanecer con la certeza de quién será el próximo alcalde de Burgos.

La ventaja la lleva Javier Lacalle (PP) desde que el pasado 24 de mayo resultara el candidato con mayor número de votos, lo que se tradujo en 10 concejales. Si en la votación ningún candidato obtiene al menos 14 concejales (mayoría absoluta sobre un total de 27), Lacalle quedará proclamado automáticamente y será llamado a formar Gobierno para la legislatura 2015-2019.

La ruptura unilateral por parte de Ciudadanos de las negociaciones que perseguían ‘amarrar’ la victoria, por la vía del apoyo o de la abstención, de Javier Lacalle implicó que la portavoz del Partido naranja, Gloria Bañeres, se postulara para ser ella la alcaldesa. De esa película ya conocen el guión, pero la decisión añade incertidumbre al procedimiento.

Porque ella no será. Eso ya se lo han dicho tanto el PSOE como Imagina, y al PP ni se le pasa por la cabeza entregar el Gobierno a un Partido con cuatro concejales, que no suman ni siquiera la mitad de los necesarios para convocar una Junta de Gobierno. Este contexto deja a Lacalle con un máximo de 10 apoyos, los suyos, en el salón de plenos, y es sobre esa realidad sobre la que PSOE e Imagina quieren escenificar lo que siempre han defendido como la «voluntad de cambio» expresada en urnas.

Tras recibir el visto bueno de su asamblea, Imagina quedó autorizada para negociar con el PSOE sobre cuál de los dos candidatos (Daniel de la Rosa o Raúl Salinero) se volcaban todos los votos. Imagina quiso defender la candidatura de Salinero pero De la Rosa se aferró a que él tiene un concejal más y que la lógica dicta que fuera el ‘alcaldable’. La coalición aceptó y, con el gesto que ven sobre estas líneas, quedó refrendado el pacto más festivo que se ha conocido... Porque se ratificó en el Parral, no se líen.

El acuerdo supone que, siempre que C´s no vuelva a cambiar de opinión, Lacalle será alcalde pero con menos votos en el Pleno que De la Rosa, al que le faltará el apoyo de un corporativo para formar Gobierno. Y en estas se produjo el alejamiento de Silvia Álvarez de Eulate de sus compañeros de lista. Al negarse a secundar a Bañeres en su intento por tomar la Alcaldía, Álvarez de Eulate se convertía en un verso suelto, pero con el dorsal 14 a la espalda. Para como están las cosas, el voto más valioso de la sesión. Oro molido. El poder de decidir en su más pura expresión.

Sin sanedrines

Eso no le pasó por alto ayer a De la Rosa, que no dudó en mostrarse «encantado» si la concejala electa de Ciudadanos decidiera apoyarle e inclinar la mayoría absoluta en su favor. Pero eso es fabular. Lo es porque Álvarez de Eulate se abstendrá en todas las propuestas y porque ideológicamente está bastante alejada de la propuesta de PSOE e Imagina. Además, está dispuesta a acarrear con la condición de ‘no adscrita’ por haber obrado «en conciencia», pero no con la de tránsfuga.

A De la Rosa le gustaba tanto la música que incluso sondeó la posibilidad de pedir que la votación fuera secreta, pero para eso necesitaría que lo apoyara la mayoría del Pleno y no parece que eso vaya a suceder. Entre otras cosas porque en Imagina ni se plantean esta alternativa. Su código ético impide entrar a formar gobiernos o alcanzar acuerdos con tránsfugas, y si bien técnicamente Álvarez de Eulate no lo sería porque los Grupos no están legalmente constituidos todavía, éticamente sí, y ese es un juego al que no piensa inscribirse.

Puestos a agotar todas las vías para que se dé una sorpresa en la sesión de hoy hubo quien barruntó la posibilidad de que al menos dos concejales no se presentaran a la investidura, lo que reduciría el número de asistentes a 25 y la mayoría absoluta a 13, pero eso tampoco tendría efecto legal alguno.

Si bien es cierto que el Reglamento Orgánico de Funcionamiento establece, en su artículo 12, que «finalizado el escrutinio y comprobado el quórum de asistentes, la Mesa (de edad) anunciará el resultado y proclamará alcalde a quien hubiera obtenido la mayoría absoluta de votos», y por tanto podría interpretarse que lo vinculante es el número de votos y no de concejales, en el artículo 52.2 aclara de forma diáfana que para los acuerdos de Pleno «se entenderá por mayoría absoluta aquella que comprenda más de la mitad del número legal de concejales de la Corporación». Es decir, que vaya quien vaya, es necesario tener 14 apoyos para ser alcalde por mayoría.

Por eso no hay más leyes que las de toda la vida: negociar, cerrar acuerdos y ponerlos en práctica a la hora de la verdad. El resto, situaciones alambicadas de las que ni se había hablado hasta que Ciudadanos se vino arriba.