"El ladrón que entró en mi casa era muy ágil"

F.L.D.
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Vuelve el ladrón escalador. La Policía detuvo a J.R.H.H. por robar en cuatro casas y en la iglesia de la barriada de los Ríos tras trepar y acceder por la ventana

"El ladrón que entró en mi casa era muy ágil" - Foto: Luis López Araico

Es curioso ver cómo personas que tienen habilidades muy específicas deciden emplearlas para delinquir. El ladrón que entró en varias casas y en la parroquia de la barriada de Los Ríos es uno de ellos. La Policía Nacional le detuvo hace unos días tras investigar todos los asaltos, que compartían el mismo modus operandi. Escalaba por las fachadas apoyándose en tejadillos aledaños y accedía por las ventanas. La dificultad en alguno de los casos invitó a los investigadores a centrarse en un viejo conocido de la Comisaría. También ayudó que algunas de las víctimas se encontraban en el interior del domicilio mientras perpetraba la fechoría y aportaron su descripción física. Así, dieron con J.R.H.H., de 35 años, el ‘famoso’ caco escalador.

Que las viviendas estuvieran habitadas no era algo que le preocupase en exceso. Según fuentes policiales, en ocasiones no dudó en empujar o amenazar a las víctimas para poder huir. Por suerte para uno de los propietarios de la Plaza Mayor de la barriada de los Ríos, donde el ladrón focalizó su ámbito de actuación en cuestión de tres meses, la noche en la que entró en su casa se encontraba de viaje. A su regreso, descubrió varios cajones abiertos de los que se había llevado alguna que otra joya y objetos sin mucho valor. El hecho de que sus botines fueran más bien escasos también era una de sus señas de identidad. «Me sorprendió que no hubiera revuelto ni roto nada. Era como si conociera el lugar», señaló este vecino. Tras echar un ojo al resto del domicilio, observó que una de las ventanas estaba abierta y las macetas retiradas. «Seguro que accedió por ahí, aunque hay que ser muy ágil para hacerlo», recalcó.

Mucho más tuvo que serlo para entrar por un ventanuco de la parroquia, a pocos metros de allí. En este caso, tuvo incluso que trepar antes de poder asaltar el templo del que se llevó un par de ordenadores. Al día siguiente, el párroco vio cómo de ese minúsculo acceso colgaba una manguera por la que pudo haber vuelto a salir.

La ‘escalada’ es la principal característica de este ladrón sobre el que pesan varios antecedentes por hechos similares. En julio del año pasado, una patrulla le pilló in fraganti en una estación de servicio mientras echaba gasolina. Su nerviosismo llamó la atención de los agentes y al verle manipular una mochila le pidieron que enseñara lo que llevaba en su interior. Portaba varios dispositivos electrónicos cuya procedencia no pudo explicar. Tras varias pesquisas, consiguieron dar con los propietarios, quienes se encontraban de vacaciones. No tenían ni idea de que este caco había entrado en su casa tras acceder a un patio y trepar hasta su ventana.