Cs se queda sin sede tras cerrar la que inauguró hace 3 años

H.J.
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Lorenzo Rodríguez explica que ha sido una decisión impuesta desde la dirección autonómica del partido, pues han clausurado diversos locales en el resto de Castilla y León

Cargos locales, autonómicos y nacionales inauguraron las oficinas en octubre de 2018. - Foto: Patricia González

«Burgos es el ejemplo del crecimiento de Ciudadanos en Castilla y León». Con estas felices palabras, los entonces diputados nacionales Francisco Igea y Félix Álvarez inauguraron oficialmente la sede naranja en la capital burgalesa en octubre de 2018. Decían entonces que contaban con 900 afiliados en la provincia y se las prometían muy venturosas. Tres años exactos después, las oficinas se han abandonado.

A lo largo de las últimas semanas estas dependencias, situadas en el número 22 de la avenida de la Paz, han sido vaciadas de enseres en lo que constituye una metáfora del auge y caída de la formación. Poco después de estrenarse la sede llegaron unos comicios municipales y autonómicas tras las que, con diversos sobresaltos, los naranjas han logrado entrar tanto en el gobierno municipal como en el de la Diputación y en la Junta, pero sus expectativas electorales están en caída libre y eso parece haber hecho mella en las previsiones económicas de los de Inés Arrimadas.

Lorenzo Rodríguez, secretario de Acción Institucional de Ciudadanos y vicepresidente de la Diputación, explica que ha sido «el partido» quien ha considerado que había que cerrar diversas sedes en Castilla y León «y ha quedado abierta la de Valladolid».

Rodríguez no oculta que a su juicio «era importante tener unas oficinas permanentes», algo de lo que a partir de ahora carecerá Ciudadanos Burgos, «pero hay que ser conscientes del momento económico actual, la sede se estaba utilizando a medio gas y nos ha pillado una pandemia por medio».

En efecto, la sede de Ciudadanos apenas ha tenido actividad a lo largo de los últimos meses, al menos públicamente. No se convocaba a los medios de comunicación para las ruedas de prensa, pues los naranjas hacen una vida de partido mucho menos activa, o al menos mucho más invisible, que por ejemplo PSOE o PP. 

El naranja es un partido donde los que llevan la voz cantante son los cargos públicos, sin apenas peso de las estructuras orgánicas. Y las reuniones se acababan haciendo en multitud de ocasiones en las oficinas de los grupos políticos del Ayuntamiento o la Diputación.

El propio Rodríguez deja entrever que la cuestión económica también ha pesado en la decisión del cierre cuando admite que «igual es más económico desarrollar las reuniones que necesitemos en otros locales», como espacios alquilados puntualmente en hoteles o cafeterías que no implican un compromiso de gasto continuado. 

Con unas previsiones electorales más favorables, que siempre impulsan la afiliación y la consiguiente entrada de cuotas a los partidos, no habrían tenido que tomar una decisión así que evidencia la progresiva decadencia del proyecto político naranja.

Arenas movedizas. En Castilla y León, y pese a ocupar la vicepresidencia, tienen que lidiar con el desgaste del gobierno de coalición con el Partido Popular y su gestión de la política sanitaria ha empezado a ser criticada incluso por la formación que sustenta al presidente, en una actitud inaudita entre los populares de la región. Amenazados desde el PSOE con una moción de censura, está por ver si hay adelanto electoral dependiendo de los cálculos que realice Fernández Mañueco y sus expectativas de alcanzar una mayoría absoluta gracias a un hipotético hundimiento de Cs.

También hay arenas movedizas en Burgos capital, donde la dimisión hace unos días del concejal Julio Rodríguez Vigil ha abierto una brecha de gravedad en el grupo municipal naranja. El que fuera responsable de Vías Públicas y Licencias ya había vivido episodios de tensión con sus propios compañeros de coalición y ha acabado perdiendo el puesto, primero a cuenta de la polémica sanción a la obra del antiguo colegio Niño Jesús y posteriormente por un presunto trato de favor a un hostelero, según  denunció una funcionaria municipal y que está bajo investigación.