De la sartén al contenedor

C.M.
-

El confinamiento y el cierre de bares y restaurantes han aumentado el número de personas que cocinan en casa y se ha reciclado un 20% más de aceite usado en los 63 espacios habilitados para ello por toda la ciudad

El aceite se debe depositar en botellas de plástico en las zonas habilitadas. - Foto: Alberto Rodrigo

Todos alguna vez hemos tirado el aceite de cocina usado por el desagüe del fregadero a pesar de saber que es una mala práctica. Este gesto puede generar atascos en las tuberías de la red pero, sobretodo, contaminar el agua de ríos o mares y constituir un problema medioambiental. El confinamiento y la pandemia han hecho que se cocine más en las casas y aumente este residuo pero la buena noticia es que también se ha incrementado su reciclaje en los 63 contenedores de color naranja instalados por toda la ciudad. 

La concienciación ecológica, las campañas de divulgación y la instalación de más puntos en los que poder depositar el aceite están siendo determinantes para que cada vez más burgaleses lo depositen en botellas de plástico en sus hogares para luego llevarlas llenas a los contenedores de recogida, que están situados junto a los habituales de papel o cartón, plástico o materia orgánica. 

Durante al año pasado se recogieron 72.026 kilos (un litro pesa unos 0,920 kilogramos), 12.109 más que en 2019, según los datos publicados por el Ayuntamiento en su página web. Hasta ahora la media anual se situaba entre los 51.958 de 2017 a los 59.917 de 2019 pero en 2020 aumentó un 20%.

«Al estar en casa durante el confinamiento se ha cocinado más y por el contrario hemos recogido menos kilos del ámbito de la hostelería», aseguró Eduardo Torres, director de desarrollo empresarial de la Fundación Cisa (dependiente de Aspanias), que tiene adjudicado el contrato de recogida. 

El reciclaje del aceite usado se inició en la ciudad en julio de 2011. El contrato con la Fundación Cisa caducó en marzo de 2020 pero debido a la pandemia no se pudo convocar un nuevo concurso. 

Cinco personas con discapacidad intelectual y un responsable de línea constituyen la plantilla encargada de la prestación de este servicio. Dos operarios se encargan de recoger el aceite por los contenedores y otros tres de su reciclaje en la planta situada en el polígono El Clavillo (Villariezo). 

Además de la concesión con el Ayuntamiento de Burgos, también se encargan de recoger el aceite de restaurantes, hoteles o empresas de cátering, así como también con mancomunidades. Además trabajan en red con otros centros especiales de empleo de la comunidad, de modo que llevan el aceite desde otras provincias. «Anualmente solemos reciclar 500.000 kilos de aceite al año, tanto de Burgos como del resto de la región pero en 2020 reciclamos 350.000 por el cierre de la hostelería». 

De Burgos a Alemania. Una vez que el aceite usado que se recoge en los contenedores naranjas llega a la planta de Villariezo, se filtra y se decanta. El siguiente proceso es separar el aceite del resto de sustancias de las que viene acompañado (agua, vinagre...) mediante golpes de calor, de manera que el aceite quede en la parte superior. 

Finalmente, se recoge el aceite, se mete en cisternas y se envía a empresas que luego fabricará biodiésel con él. «En España no hay mucha cultura de biodiésel, de modo que nosotros trabajamos con intermediarios de Europa. El aceite de Burgos se termina consumiendo en coches de Alemania y Holanda», añadió Torres.