Implacables aguas turbulentas

H.J.
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La provincia de Burgos registra todos los veranos entre dos y tres accidentes acuáticos de importancia. Este año, con todo el mes de septiembre por delante, la estadística ya se ha cumplido

La cascada del Peñón, en Pedrosa de Tobalina, ha sido escenario de varios ahogamientos y a principios de agosto fue precintada por desprendimientos. - Foto: Ana Castellanos DB

Este verano de 2020 que está a punto de acabarse en su condición de temporada de baño, en cuanto la meteorología imprima el cambio definitivo a la temporada, tampoco dará un respiro a la estadística de accidentes acuáticos. Ni en la provincia de Burgos ni en el conjunto de Castilla y León. Como un reloj, no falta a su cita de cada temporada estival y se repite con una sorprendente regularidad en los últimos años.

Los datos facilitados por el Servicio de Emergencias 112 de Castilla y León, que analizan los meses de junio, julio, agosto y septiembre reflejan cómo desde el año 2017 el territorio burgalés registra entre dos y tres accidentes acuáticos con suficiente empaque como para exigir la intervención de medios de rescate. Y en el conjunto de la región nunca baja de la decena.

En lo que va de temporada estival, y hasta esta pasada semana, el 112 tuvo que atender el día 20 de junio a un piloto de kitesurf que había caído al agua en el pantano del Ebro en Valle de Valdebezana, y que afortunadamente resultó ileso. Mes y pico después, el 26 de julio, una menor necesitó ayuda médica tras sufrir un ahogamiento parcial en el río en Frías y fue trasladada al hospital de Miranda de Ebro.

Peor suerte corrieron los tres fallecidos que ha registrado la Comunidad Autónoma, donde ya se han acumulado 11 incidentes y queda por delante todo el mes de septiembre. Dos se han concentrado en el pantano del Burguillo, en Ávila, una zona habitual de baños traicioneros en la que perdieron la vida sendos bañistas con escasos días de diferencia, y el tercero tuvo lugar en el río Pisuerga en Valladolid. El susto más reciente tuvo lugar en Castropodame, provincia de León, con un nuevo ahogamiento aunque en esta ocasión sin muertes que lamentar.

A lo largo de los últimos cuatro años el peor en la provincia de Burgos, y curiosamente también en el conjunto de Castilla y León, fue 2019. Entonces hubo 16 accidentes acuáticos, de la estadística solo se libraron las provincias de Zamora y Palencia, y en Burgos quedó la peor parte.

Tres personas fallecieron. Dos adultos perdieron la vida en el mismo lugar, la cascada de Pedrosa de Tobalina, en una trágica sucesión los días 1 de junio y 13 de julio. La tercera víctima fue un menor que se ahogó en una piscina particular de una vivienda, el 16 de agosto en Ciruelos de Cervera.

Piscinas, ríos y pantanos. En ninguno de los tres veranos anteriores analizados hubo que lamentar decesos en la provincia de Burgos, aunque chapuzones imprudentes, peligrosos o simplemente marcados por la mala suerte acabaron con adultos y menores trasladados al Hospital Universitario. El punto de partida fueron diversas piscinas, el pantano de Arija o (de nuevo este punto conflictivo aparece en los archivos del Servicio de Emergencias 112) la cascada de Tobalina.