Danza y teatro para soñar con Delibes

I.L.H.
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El Ballet Contemporáneo de Burgos y La Quimera de Plástico preparan 'Soy como un árbol', montaje que se adentra en la obra y el universo del escritor para crear un fresco con sus personajes. Elisa Sanz y Regue Mateos también forman parte del proyecto

El espectáculo de creación incluye escenas con múltiples perspectivas y enfoques que tratan varios temas a la vez, como en esta imagen de promoción. - Foto: Mauvego

Don Eloy y la Desi, El Nini, la señora de rojo, el señor Cayo, Azarías, Carmen y Mario, Germán El Tiñoso, El Isidoro, los Sendín, Pacífico Pérez... Los personajes de Miguel Delibes inspiran el fresco que el Ballet Contemporáneo de Burgos y La Quimera de Plástico plantean para recrear el universo del escritor vallisoletano. Esta particular «familia Delibes» a la que da vida el montaje que coproduce el TAC de Valladolid (Festival Internacional de Teatro y Artes de Calle) permite hacer un retrato de la vida identificándote con cualquiera de ellos.

En Soy como un árbol no han querido centrarse en el escritor, del que tanto se hablará en el año de su centenario, sino en el universo con el que le asociamos: el viento que sopla, los bosques y choperas, los pájaros que revolotean, el mundo animal, el aire libre... los humildes, la pobreza, lo rural y lo provinciano, la libertad del ser humano, la sensibilidad de quienes dan voz a sus diálogos, la humanidad de sus relatos, la diferencia generacional, el humor que los envuelve... «Es un hombre muy conocido y prolijamente estudiado. Por eso nosotros queremos hablar de su obra prescindiendo de su figura como escritor. De la poesía, el amor y la compasión que hay en su universo», señala la directora, Inés Boza (SenZaTemPo). «Nos fijamos en su mundo y sensibilidad, en la conciencia ecológica que hay en sus textos y en el feminismo que desprende su obra», añade Alberto Estébanez, director del Ballet Contemporáneo.

Para hacerlo ambas compañías quieren emular al propio autor, que dijo despojarse de la grandilocuencia de la literatura para escribir como era él. Así que bailarines e intérpretes describen la Castilla de Delibes prescindiendo de los postizo para «salir a cuerpo limpio». 

Soy como un árbol, que crece donde lo plantas, decía Miguel Delibes. Y eso quieren conseguir con el lenguaje de la danza y el teatro, el del movimiento y las metáforas: compartir las ramas del autor, hacerlas florecer, dotar de otra savia a sus raíces para que su sombra siga cobijándonos.

Con el Delibes que hay entre sus líneas, ocho intérpretes darán vida a su manera a 24 personajes: «En el elenco hay edades diversas, entre 17 y 67 años, lo que permite hacer una composición de la propia vida. La mayoría de sus personajes son hombres porque él los utilizó como alter egos, pero cuando entras en la obra es como un fresco muy diverso, con muchos tipos de hombres y mujeres. Y lo que hacemos es inspiramos en ellos. Los encarnamos sin ser ninguno de ellos, poniendo en valor la singularidad de cada uno, como hacía Delibes con lo rural», añade Boza. «Mi intención es que el lector de Delibes reconozca su universo en escena y en el que no, que también pueda entrar», resume.

participación burgalesa. En este espectáculo de creación en el que se trabaja para su estreno en el mes de mayo dentro del TAC tienen un destacado papel no solo la compañía que dirige Alberto Estébanez, sino también creadores burgaleses de otros ámbitos.

El espacio escénico, que juega con los ambientes al aire libre del mundo rural y los espacios cerrados de la ciudad, es obra de Elisa Sanz (siete premios MAX), que también firma el vestuario junto a la directora. Las alamedas de la escenografía, el viento que sopla, las jaulas de madera, las bombillas y sillones del confort urbanita han sido creadas por Regue Mateos. Yel diseño del espacio lumínico -la luz es fundamental en el universo de Delibes- es cosa de David Pérez.

Además, Sara Saiz Oyarbide se encarga de la coreografía y es ayudante de dirección y entre los intérpretes hay bailarines del ballet como Alejandra Miñón y Leticia Bernardo.