Enfermeros de Atención Primaria han empezado este jueves a inocular en las residencias de ancianos privadas la tercera dosis de la vacuna contra la enfermedad del coronavirus; justo una semana después de que el proceso arrancara en las públicas. La idea es que en los próximos quince días se haya protegido a todos los residentes de la provincia que deseen completar la pauta con este pinchazo, que no se considera de refuerzo sino necesario para garantizar la protección que la población general obtiene con dos dosis.

Las personas con trasplante de órgano sólido y méluda, así como los enfermos graves en tratamiento con anticuerpos monoclonales anti CD 20, sin embargo, siguen pendientes de que el HUBU las cite para recibir esta inyección ‘extra’. Y eso que el Ministerio de Sanidad aprobó la administración de la tercera dosis a las personas en estas situaciones antes que a los usuarios de las residencias de ancianos, al considerar que por sus circunstancias tienen las defensas bajas y que el riesgo de complicaciones en caso de contagio es más alto que entre la población general. Ignoran las razones por las que en Burgos no se les ha llamado todavía, ya que en Salamanca, por ejemplo, también empiezan hoy con la vacunación de este grupo.