Creado con el material de las pesadillas

Sara Borondo
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Tarsier lleva al jugador a un mundo inquietante de terror psicológico

Dado su aspecto y el título -que significa pequeñas pesadillas en español-, está claro que Little Nightmares busca entretener al jugador a través del terror, pero no un miedo basado en sustos, vísceras y sangre, sino en crear tensión con un mundo distorsionado por la transmisión de una torre que ha afectado a los adultos que veían televisión, en romper los nervios del jugador con una ambientación magnífica, inquitante y tétrica y un desarrollo lateral 2,5D poco habitual en los juegos de miedo.

En el primer Little Nightmares el jugador controlaba a Six, una niña vestida con un impermeable amarillo que destacaba en el oscuro mundo de juego. Six vuelve en esta ocasión como personaje no jugable controlado por la inteligencia artificial del juego y que acompaña al protagonista, Mono, otro crío que lleva en la cabeza una bolsa de papel (aunque luego va recogiendo distintos sombreros como coleccionable).

Six es una especie de guía y también es imprescindible para resolver algunos de los puzles y situaciones ayudando a mover objetos o llamando la atención del enemigo para que Mono pueda huir. Ambos personajes se necesitan para cumplir el objetivo del juego y, aunque no hay conversaciones entre ellos porque la narrativa es ambiental, establecen una relación que se percibe como consistente.

En ese mundo tan amenazador hay que ir resolviendo puzles para avanzar, es recomendable esconderse en las sombras y en muchas ocasiones hay que fijarse bien en esos escenarios con cierta profundidad para progresar. Además del sigilo que cabe esperar en este tipo de juegos, hay algunos combates utilizando algunos elementos del escenario en los que es importante el tempo de ataque, lo que pone más a prueba los nervios de los jugadores.

El aspecto del mundo de juego es importante no solo por lo oscuro e incluso tétrico que se muestra sino por el uso que realiza de las sombras y la luz para comunicarse con el jugador gracias a un diseño excelente, y los jefes parecen salidos de las peores pesadillas infantiles, algunos incluso muestran un aspecto repulsivo.

El desarrollador sueco Tarsier Studios. ha demostrado con los dos juegos de Little Nightmares que sabe crear mundos de pesadilla, pero el futuro de la serie es ahora una incógnita ya que los dirigentes del estudio han anunciado que no quieren continuar con ella, aunque Bandai Namco es la propietaria de la IP y puede entregar su continuidad a otro estudio. Tarsier, creador de la serie, ha desarrollado la versión para PS4, Xbox One y PC, mientras que Engine Software se ha encargado de la de Switch y Supermassive Games ha creado la de Stadia.

Little Nightmares no busca el miedo fácil, pero las situaciones que plantea sí llegan al jugador y le ponen el vello de punta o, como poco, le llevan a removerse incómodo en el sillón. Se trata de un juego de miedo diferente que consigue su objetivo, que no es otro que el de convertir las pesadillas en videojuegos.