Un corazón sardo en pos de la tía Cecilia

P.C.P.
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Silvia busca desde Italia a una hermana de su madre nacida en Aranda en 1942. Fue depositada en un convento y al regresar a buscarla les dijeron que había muerto pero no hay registros

Los Tobes San José lleGaron a ser 8 hermanos. En la imagen, 5 de ellos. - Foto: Archivo familiar de Silvia Deledda

«Esto es casi imposible, pero quiero intentarlo de todos modos», reconoce Silvia desde Italia. De los 8 hijos que tuvieron sus abuelos Isidoro y Segunda en Aranda de Duero solo viven dos, su madre Germana y su tía Antonia. Aunque ella siente que en realidad son tres, que su tía Cecilia también sigue entre nosotros, que siempre lo ha estado, aunque sus familia ha preferido finalmente creer que murió para mitigar el dolor de la hermanita perdida con tan solo unos meses, allá por 1942.

Hace años ya que Silvia Deledda la busca desde Cerdeña. Quizás pudo ser un caso de bebé robado en un orfanato, concretamente en un convento de Burgos capital. No pretende ajustar cuentas, ni siquiera hacer justicia, solo llegar a conocerla. Ha intentado bucear en los registros eclesiales, ha contactado con la parroquia de la Vera Cruz de Aranda de Duero, el párroco de Santa María, el Archivo Diocesano de Burgos... Pero de Cecilia Tobes San José solo se ha documentado su nacimiento, el día 20 de noviembre de 1942 en Aranda de Duero.

Una funcionaria del Registro Civil de esa localidad le confirmó por escrito que «en dicha inscripción no consta inscripción marginal alguna referente a una adopción, que debería de constar en caso de que hubiera sido adoptada y tampoco consta nota de referencia a la defunción, que, por carga de trabajo u otras circunstancias no siempre se realiza y, en todo caso, de los datos facilitados por usted se deduce que, de haberse producido la defunción, habría acaecido en Burgos», en una fecha indeterminada. Pero en la capital solo están informatizados desde 1950 y tampoco aparece su muerte.

«Por supuesto, también puede ser que la niña haya sido adoptada y, por lo tanto, haya cambiado su nombre, pero quiero intentarlo de todos modos, quién sabe, tal vez alguien se reconoce a sí misma en esta historia. Este es el último intento que puedo hacer», explica Silvia a través de Facebook yMessenger primero, y por correo electrónico después.

Isidoro Tobes y Segunda San José.Isidoro Tobes y Segunda San José.Pocos recodos quedan para la alegría en el viaje familiar de los antepasados de Silvia. Es una dura historia de labradores, de enfermedades, muerte y desdicha. Aún así, en la foto que conservan de la abuela Segunda, esta sonríe. Lleva el apellido San José porque fue criada en un orfanato. Posiblemente nació en 1897 y murió a los 75 años en Madrid. Se casó con Isidoro Tobes, cuya familia era conocida como Los fuegos. Entre los años 1917 y 1920 recibieron una asignación de tierras del Gobierno en la colonia La Enebrada. Tuvieron 8 hijos: Cándido (1924), Julia (1926), Antonia  (1928), Josefa (1932), Basilio (1935), Mary (1937), Germana (1939) y Cecilia (1942). A los pocos meses de este último nacimiento, Isidoro falleció en un sanatorio de Burgos, víctima de tuberculosis. Su mujer también enfermó e «incapaz de cuidar» a su bebé se la confió a un hermano del padre, que no tenía hija, mientras los hijos mayores cuidaban a los más pequeños.

«Este tío, en cambio, llevó a la niña a un convento u orfanato y la dejó allí. Fueron años de desdicha y quizás pensó que para la tía hubiera sido mejor así. La abuela se recuperó y fue a buscarla pero sin rastro de la niña. En todos estos años, sabiendo en sus corazones que todavía podría estar viva, no pudieron encontrar ningún rastro de ella y se convencieron de que había muerto como las monjas le dijeron cuando fueron a buscarla», detalla Silvia.

¿Por qué ahora? «Mi madre y mis tías siempre han querido creer en su muerte, pero yo quiero ir a los cimientos», añade esta mujer italiana (su madre emigró a Suiza y se casó con un sardo), que ha querido seguir el impulso de su corazón.

 

LA ENEBRADA

La Colonia de la Enebrada fue un proyecto agrario y a la vez un experimento sociológico que se pudo en marcha enAranda de Duero, en el monte de La Calabaza, junto el río Duero. El Ayuntamiento cedió el terreno en 1916.

Según recordaba Máximo López en DB, fueron seleccionadas familias de labradores pobres que recibieron 3 hectáreas de terreno, una vaca y una ternera y la casa. Los colonos compartían edificios comunales, pastos, abrevadero y fuente. Constituidos en cooperativa, sus hijos iban a la Escuela Mixta de la Colonia.