El Hereda San Pablo jugará hoy ante el Urbas Fuenlabrada el partido más difícil de su historia y, por primera vez, su principal obstáculo no será el rival, sino el coronavirus. Joan Peñarroya deberá afrontar el reestreno liguero con seis jugadores sanos de la primera plantilla que apenas han entrenado en los últimos 14 días y con tres chavales del filial. Además, entrarán en la lista otros dos que ya tienen anticuerpos, pero que están muy mermados físicamente. Ante es panorama, ganar hoy (17.00 horas/Movistar Deportes) a los madrileños en el Coliseum parece una quimera.
El club azulón lleva dos semanas muy ‘tocado’ por la COVID-19, que ha afectado hasta a seis integrantes del primer equipo y a un miembro del cuerpo técnico. El último positivo surgió en las pruebas que se realizaron el pasado jueves, pero el club decidió no hacerlo público. Ese resultado provocó que el resto de jugadores no se entrenara en los últimos días y la entidad burgalesa habló con la ACB para que aplazara el partido. Todas sus gestiones acabaron siendo inútiles porque la liga no dio su brazo a torcer y resolvió que se disputara el envite amparada en la normativa de la FIBA.

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