Junto a la famosa curva sanitaria, aquella que mide la evolución de los contagios, fallecimientos u ocupación de los hospitales y UCI, la pandemia está provocando también numerosos vaivenes en el mercado laboral. Esta gráfica se mueve al son de la incidencia de la covid-19; cuando más aprieta mayor es el número de personas afectadas por un ERTE, mientras que cuando da un respiro, como en el caso de verano, la curva tiende a reducirse a niveles más bajos.

El ejemplo más claro se encuentra en la variación del número de burgaleses inmersos en un Expediente de Regulación de Empleo en los últimos dos meses y medio, una cifra que ha crecido hasta multiplicarse por seis.De los 179 procedimientos con 1.230 trabajadores inmersos se ha pasado a 1.507 activos con 7.042 empleados incluidos. A principios de noviembre la pandemia se encontraba en máximos, por lo que la Junta de Castilla y León decretó el día 6 el cierre del interior de bares y restaurantes, los centros comerciales y los gimnasios en toda la comunidad. Por aquel entonces apenas era un millar de personas las que estaban incluidas en estos expedientes, principalmente de la hostelería y servicios tras reducirse casi a cero entre la industria en verano.

A las restricciones impuestas, especialmente en el sector de la hostelería, se sumó una floja campaña de Navidad y ahora la reedición de las medidas de prohibición anunciadas la semana pasada, lo que provoca que el número de burgaleses inmersos en ERTE se haya disparado. Según los datos facilitados por la Consejería de Empleo, el viernes pasado había 1.507 expedientes, 752 de los cuales presentados por impedimento (con 2.755 afectados) y 678 por limitación (3.334 personas).

(Más información, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)