«Vivir así es inaguantable; nunca sabes cuánto vas a cobrar»

LETICIA NÚÑEZ
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La plantilla de ayuda a domicilio de la Ribera se siente ninguneada: «Se ríen todos los días de nosotras»

La plantilla de ayuda a domicilio de la Ribera del Duero critica que las horas que acumulan cada mes en la bolsa no se las pagan al precio que corresponde. - Foto: L. NÚÑEZ

Hay quienes en enero cobraron 500 euros a pesar de que su nómina habitual ronda los 1.100 euros. Otras que cotizan 60 horas mensuales aunque trabajan 120. Algunas siguen esperando a que les paguen los cerca de 1.000 kilómetros adicionales que hicieron en agosto para cubrir vacaciones. Y, por si fuera poco, casos extremos que han sufrido cortes de luz porque con estos «sueldos míseros» no llegan a fin de mes. Son las circunstancias con las que desde hace dos años lidia la plantilla de ayuda a domicilio en la Ribera del Duero.

Estas trabajadoras, con una experiencia que en algunos casos alcanza los veinte años, se sienten ninguneadas por Sacyr Social, a la par que hartas. «Se ríen de nosotras», espeta una de ellas. Aseguran que no hay prácticamente nada positivo en sus condiciones laborales, salvo el cariño que les transmiten las personas mayores a las que atienden en los pueblos. 

«Si tienes que vivir de esto, es inaguantable. Nunca sabes lo que vas a cobrar», lamenta una empleada que se dedica a la ayuda a domicilio desde hace catorce años. 

Sostienen que la empresa les debe «mucho dinero» en la mayoría de los casos, ya que acumulan horas y horas en una bolsa que nunca se acaba de liquidar pese a que así lo establece el convenio. «Se llegó a un acuerdo de pagar el 80%, pero lo máximo que pagan es un 30%», lamentan. Tampoco esas horas se las retribuyen al precio que corresponde, un mínimo de 9,15 euros. «El último mes me las pagaron a 8,60 euros», precisa otra, para rematar:«Te pagan un poco a ver si te callas, pero la bolsa nunca se queda a cero. Nos están chupando la sangre. Para cotizar un mes, resulta que necesito mes y medio». 

Hasta ahora, muchas han recurrido a poner quejas a la empresa ... sin éxito:«He mandado cerca de 1.000 y no he recibido ni una sola respuesta». En caso de que esta situación se dilate, las trabajadoras amenazan con movilizaciones al no ver voluntad en la compañía.

Tampoco reciben el material suficiente. De hecho, muchas empleadas acumulan años con la misma bata, cuyas mangas están plagadas de salpicaduras de lejía. Ni qué decir del calzado. Un solo par en los dos años de gestión por parte de Sacyr Social.

Desde que estalló la pandemia, reciben cuarenta mascarillas higiénicas que deben utilizar a lo largo de dos meses. «Al final, las tenemos que poner de nuestro bolsillo. Ni siquiera son FFP2». A ello se suman 200 pares de guantes, «de los cuales se rompen la mitad», critican. Pero no sólo eso. La plantilla ribereña denuncia que en distintas ocasiones les han llamado la atención porque gastaban «demasiados EPI». Una situación, a su juicio, «bochornosa» ya que ni siquiera les dan gel hidroalcohólico ni un «mísero reconocimiento médico».