Una rotonda ya es, por naturaleza, una auténtica jungla en la que los vehículos tratan de buscarse la vida. Si en ella desembocan media docena de calles, se convierte en un auténtico ‘sálvese quien pueda’ en el que lo más seguro es que haya un accidente. Solo hace falta coger el coche y tratar de tomar la glorieta Jorge Luis Borges para encontrar un ejemplo práctico. La eliminación de los cedas interiores durante la campaña de asfaltado de 2017 volvió caótico el tráfico en esta zona y los siniestros no han cesado desde entonces. Incluso en un año extraño como el pasado se llegaron a contabilizar más de 50. Es, con diferencia, la más conflictiva de la ciudad.

En Jorge Luis Borges surgen varios problemas. El más evidente es que allí confluyen dos grandes avenidas como son la de Cantabria y la del Cid, así como calles que a diario soportan considerables intensidades de tráfico, como Pozanos, Condesa Mencía o Francisco de Vitoria, porque en este entorno se encuentran varios centros educativos. La regulación de semáforos no es uniforme, de manera que se pueden llegar a poner en verde en tres vías diferentes, lo que complica la circulación a la hora de entrar a la glorieta. El resultado es que en 2020 se produjeron 51 de los 286 accidentes que tuvieron lugar en rotondas, según los datos facilitados por al Concejalía de Seguridad Ciudadana.

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