Cimentando las bases del futuro

ÁLVAR ORTEGA
-

Marcos Martínez, Nacho González y Diego Vieira serán los encargados de convertir la cantera del UBU San Pablo en una referencia nacional

Marcos Martínez, Nacho González y Diego Vieira (de izquierda a derecha). - Foto: Alberto Rodrigo

La tríada que conforma la dirección deportiva del Club Balonmano Burgos tiene claros los siguientes pasos que se deben dar para no poner barreras al gran crecimiento del proyecto. Nacho González, entrenador del primer equipo, Diego Vieira, coordinador de la cantera, y Marcos Martínez, técnico del filial, serán los encargados de convertir la escuela burgalesa en una de las más prolíficas de panorama nacional. Pero, paso a paso.

«No debemos dejar de lado la perspectiva de lo que se ha conseguido en cuatro o cinco años. Eso tiene que servir de sustento para el futuro», comenta Vieira. La entidad se fusionó en sus inicios con el Ciudad de Burgos, y a partir de entonces no ha parado de crecer. Se ha aumentado la base de tal manera que en la pasada campaña hasta ocho equipos -4 infantiles, 3 cadetes y 1 juvenil- compitieron bajo el nombre de la entidad.

Especial hincapié se hará en el  balonmano femenino. De esos ocho equipos, solo uno las tiene a ellas como protagonistas. Se intentará tomar la cantera masculina como referencia, e intentar emular ese crecimiento en un plazo inferior a un lustro, para conseguir que la cidianas sean un factor determinante en la repercusión de este deporte en la ciudad.

De cara a la nueva campaña, también se quiere introducir la categoría benjamín en entornos escolares. Esto supondría un gran avance en comparación con otros deportes como baloncesto o fútbol, los cuales se comienzan a practicar desde una edad muy temprana. «Quizá nosotros seamos personas de paso, pero queremos dejar una filosofía deportiva y humana en el club», añade Vieira, que, además de coordinar, dirigirá a los equipos federados en las categorías cadete e infantil.

Otro de los pilares será Marcos Martínez. Su vuelta a la entidad rojinegra potencia la figura formativa en el filial, equipo al que entrenará en la misma categoría en la que estaba la primera plantilla cuando asumió el puesto en 2016. Especialmente destacable es que se hayan logrado dos ascensos desde entonces. Ahora, dirigiendo al filial, el Parque Norte, espera «que se dé un salto enorme». Esto estará influido por los casos de Cristian y Marcos, dos chicos criados en el club que se encuentran haciendo la pretemporada con el primer equipo. «Van a servir de ejemplo y demostrarán que con esfuerzo se puede conseguir. Queremos ofrecer ese paso intermedio entre juvenil y categoría absoluta», incide Martínez, que también está involucrado en el fomento del balonmano escolar.

Especialmente difícil va a ser la vuelta a las canchas este año. Con la COVID-19, no se ha podido fichar a nadie para el filial, pero es una deriva que se espera tomar en un futuro aprovechando el atractivo de Burgos. «La faceta universitaria es muy llamativa. A chicos de 18 años no les puedes traer solo a jugar al balonmano, hay que plantear ese proyecto académico mezclado con un destino deportivo apetitoso, y Burgos lo es», afirma el técnico leonés. Además, las preinscripciones de la academia (cadete, infantil y juvenil) han rozado el 100 % de renovaciones.

Respecto a las novedades que se van a implementar en el organigrama del club, destaca un área de metodología transversal a todas las categorías. Será un proyecto que dará las líneas básicas y la estructura necesaria a los técnicos, que recibirán una formación extra, alejada de la tan tediosa teoría que obligan a cursar para poder obtener el título. La idea es implementar una filosofía que se comprondrá como un cuadro de muy diferentes estilos.Los brochazos que este recibirá tendrán la experiencia de algunas de las principales cunas del balonmano castellanoleonense: Valladolid (Nacho), Zamora (Diego) y León (Marcos).

Pasos a seguir para ser referencia. De igual manera, este aventurado intento de convertir el Club Balonmano Burgos en una referencia conlleva unos pasos. A medida que estos se den, se podrá echar mano de más herramientas que ofrecer a los miembros del club. De momento, también se hará gala de la tecnología Big Data, algo acorde a los tiempos modernos actuales que ningún equipo nacional tiene todavía implementado, y que ha dado sus frutos en otros deportes como el baloncesto. Ya lo usó Nacho González en los últimos partidos de la temporada pasada. Es una herramienta «que ha llegado para quedarse», apunta el entrenador, y que otorgará al cuerpo técnico macrodatos que orientarán el juego en la deriva corrrecta.

Por último, otro de los recursos que hará de esta área de metodología un proyecto pionero será la implantación de actividades de tecnificación con los jugadores que pasen a categorías federadas, es decir, aquellos que alcancen la edad infantil. Esto será un paso adelante en la formación de jugadores, y servirá para «pulir esa materia prima tan valiosa que está presente en la cantera», explica Nacho González, que sería el principal beneficiado de esta mejora al poder engrosar la primera plantilla con jugadores formados en la casa.

Uno de los principales objetivos que se esperan rebasar con todas estas novedades es la erradicación de la ausencia de jugadores burgaleses en el primer equipo. De los 16 actuales, nadie es natural del lugar que dio origen al escudo que defiende.

Otra de las iniciativas tomadas para paliar este hecho es la de aumentar la influencia geográfica de la cantera. Apartir de esta temporada se expandirán a otros núcleos de población importantes de la provincia como son Villarcayo, Villagonzalo, Lerma, Briviesca o Villadiego. «Hemos explotado la oportunidad de la ciudad cuando se necesitaba, ahora debemos mirar hacia fuera», afirma Marcos Martínez. A través de convenios, ayudas e incluso organización de encuentros en esos lugares, se pretende dar a conocer el balonmano y lograr que, bajo el amparo de la entidad, se desarrollen talentos jóvenes de toda la provincia burgalesa.

Igualmente aprovechable es el hecho de tener dentro de nuestras fronteras a otra entidad como Villa de Aranda. «La rivalidad con Aranda puede ser muy positiva para todos. Si compites deportivamente contra un equipo tan cercano, eso sirve de incentivo y solo mejora el nivel de ambos clubes. Además, nuestra relación con ellos es estupenda», asegura Vieira.

De esta manera, el Club Balonmano Burgos arranca la construcción de un proyecto muy ambicioso que tiene en el presente el resultado de los trabajos comenzados hace un lustro, y que pretende seguir construyendo el futuro de la entidad en manos de estos tres arquitectos.