He de reconocerlo, esta semana el pesimismo llamó a mi puerta al saber que la lesión de Jano, al que deseo un pronta recuperación y del que me consta que es un gran compañero, le privaría de acabar el año.

Sin embargo, confieso también que ese desánimo pronto desapareció porque ¿quién a estas alturas de la temporada no hubiera firmado ser líder invicto de la categoría, aunque el pago fuera perder un jugador?

Es más, sentado ya en El Plantío recordé que la mejor virtud de este UBU-San Pablo Balonmano Burgos es que por encima de los nombres está el equipo y, ayer, apenas se notó la baja del lateral. Así que el poco pesimismo que quedaba se esfumó.

No voy a culpar a nadie de mi eventual derrotismo, pero cuando salta la noticia y lees en WhatsApp el lamento de la parroquia por la ausencia de un jugador al que califican con cariño de "buen defensor. Un tío burro y con carácter" pensé qué me había perdido para no darme cuenta de semejante catástrofe.

Cierto es que con la temporada tan encarrilada las lesiones no son buenas compañeras, pero esto es deporte y hay que asumir que hay bajas, idas, venidas y contratiempos varios.

Sin tiempo para lamentos, los burgaleses demostraron ayer ante el Grupo IMQ que siguen en su dinámica de "ganar y ganar y volver a ganar", que diría Luis Aragonés.

Para lo que aún sí queda tiempo es para fichar, para reforzar una plantilla que busca la fase y el ascenso. Eso siempre y cuando el cuerpo técnico lo vea necesario.

Y para los tremendistas hago mías las palabras de Joan Laporta en aquella histórica comparecencia ante las peñas: "¡Al loro, que no estamos tan mal!". Pues eso, que ya quisieran otros...