Mayoría de coches en un tibio test

F.L.D.
-

Santa Clara apenas nota la transformación en calle residencial, última prueba antes de que el Ayuntamiento corte el tráfico definitivamente en 2021. Los vecinos y comerciantes ven bien la propuesta, pero no el ensayo de esta semana

El mobiliario urbano obstaculizaba a los vehículos con el objetivo de que redujeran la marcha. - Foto: Patricia

Vecinos y paseantes miraban extrañados el circuito de obstáculos en el que se convirtió ayer Santa Clara. «¿La van a peatonalizar ya?», preguntaba en una señora a la entrada del Juarreño. Lo veía con buenos ojos y por sus palabras se desprendía algo de impaciencia. Solo le hizo falta caminar unos metros para darse cuenta de que era un corte de fogueo. El tráfico apenas se redujo en el primer día en que esta vía se convirtió en una zona residencial. Los vehículos sorteaban sin apuros el mobiliario colocado para forzarles a reducir la marcha y algunas furgonetas hicieron caso omiso a las prohibiciones de estacionamiento y no dudaron en subirse a la acera. Los conos y maceteros apenas cambiaban la cara a la calle en la penúltima prueba antes de que el Ayuntamiento la cierre definitivamente, si hay presupuesto, en 2021.

El ensayo no tuvo el resultado esperado en el primer día de la Semana de Movilidad. Mucho menos si lo comparamos con el éxito del año pasado, cuando sí se peatonalizó por completo la calle. En esta ocasión, los viandantes se refugiaron en la acera por el miedo al continuo trajín de los coches, sobre todo en las horas punta, cuando los comercios reciben a los repartidores. Y eso que la señal de zona residencial pintada en la calzada les daba prioridad a la hora de usar todo el vial como zona de juego y de deporte. 

No es de extrañar que en Santa Clara se respirara ayer cierta decepción. Ni comerciantes ni vecinos terminaban de entender muy bien la pequeña intervención que realizó el Ayuntamiento en esta calle. La sensación es que la gente esperaba un paso más que el que se dio el año pasado y, sin embargo, la zona pareció quedarse en tierra de nadie. La esperanza de los que allí hacen vida a diario pasa por que se revalorice cuando los coches ya no puedan circular. 

Es lo que piensa al menos Carlos, del bar La Bodeguilla, uno de los locales de moda en la zona. Sus afamadas gildas, al igual que las de su vecino el Ecu, atraen a cientos de personas, especialmente los fines de semana. No es de extrañar que sea uno de los más interesados en que Santa Clara se haga peatonal. «He tenido negocios en el centro y he visto cómo Laín Calvo o La Paloma se cortaban al tráfico. Son dos calles que se han revalorizado muchísimo. Aquí la gente disfrutaría más todavía», asegura. 

Técnicos del Ayuntamiento de Burgos y el concejal de Movilidad, Josué Temiño, se reunieron hace unos meses con los comerciantes de la zona para testar el ambiente de cara a esa futura peatonalización. Los encuentros fueron positivos y ya en marzo todo parecía encaminado en este sentido. Sin embargo, llegó la pandemia y trastocó todos los planes, al menos a nivel presupuestario. El pasado lunes, el edil se comprometió a seguir dando pasos para hacerla efectiva en 2021. 

«Me parece una buena idea. Nos puede venir muy bien al comercio, aunque hay clientes que no lo terminan de ver. Muchos son de otras zonas y, ante la falta de aparcamiento, me llaman antes para hacer un encargo. Dejan el coche en doble fila y pasan a buscarlo y a pagar. Si esta calle se corta les perjudicaría. Pero supongo que todo es acostumbrarse», apunta Philippe, dueño de la tienda de embutidos y otros productos de alimentación Mis Caprichos. 

El problema del estacionamiento en una zona donde no todos los vecinos cuentan con un garaje y también de la carga y descarga, son los dos hándicaps de una futura peatonalización. En cuanto al párking, residentes y asociaciones del barrio llevan años quejándose de la falta de espacio, situación que empeoraría con la peatonalización de Santa Clara. Hace un año solicitaron rebajas en el precio para poder dejar los vehículos en el subterráneo del Museo de la Evolución Humana. Llegaron a recoger 1.200 firmas y presentaron un escrito en el Ayuntamiento sin que recibieran respuesta. 

Para los transportistas, el cierre al tráfico también se presume un inconveniente, aunque probablemente se habilitará un horario de carga y descarga. Sergio se lo toma con filosofía: «No es la primera calle que peatonalizan. Está claro que es un incordio, pero nos buscaremos la vida como hemos hecho las demás veces».