Un documental narra el crimen del burgalés Fermín Monasterio

R.P.B.
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Producido por la Fundación Miguel Ángel Blanco, 'Bajada de bandera' recoge la historia de los catorce taxistas a los que la banda terrorista ETA quitó la vida. Monasterio fue el primero

Cartel del documental.

Un homenaje a las víctimas de ETA olvidadas, las familias tuvieron que sufrir además el estigma del 'algo habrá hecho' ante la soledad o la complicidad social. Este es el objetivo de 'Bajada de bandera', documental producido por la Fundación Miguel Ángel Blanco y recién estrenado que narra la historia de los 14 taxistas asesinados por la banda terrorista durante su medio siglo de terror. El primero fue el burgalés Fermín Monasterio, tiroteado en Arrigorriaga en abril de 1969 por el pistolero Miguel Echevarría, alias Makagüen, quien se subió al coche del burgalés cuando huía, herido, de una redada en el centro de Bilbao; también su historia es la primera que se narra en la película, que se acaba de proyectar en el XIX Ciclo de Cine para la Tolerancia de Pamplona y que la Fundación Miguel Ángel Blanco espera poder traer a Burgos, según ha confirmado Cristina Cuesta, directora de la fundación.

"Esta obra pretende recuperar la memoria de aquellos catorce víctimas, pero también hablar sobre los casos no resueltos o sobreseídos, o sobre los sumarios desaparecidos o expurgados, así como el escaso apoyo que recibieron sus familias. Este documental trata de ampliar el conocimiento histórico y Pedagógico de la memoria de las víctimas del terrorismo. Idear, producir y difundir obras que cuenten la verdad de las víctimas es un ejercicio necesario para producir y difundir obras que cuenten la verdad de las víctimas es un ejercicio necesario para recomponer el orden de la solidaridad , y homenajear a estas víctimas de familias soportaron verdaderos calvarios para sobrevivir a la estigmatización y la culpabilización que se produjo ", explican desde la fundación.

El crimen de Fermín Monasterio , subrayan desde la Fundación Miguel Ángel Blanco, "conmocionó a buena parte de la sociedad vasca. Desde entonces, hasta 1985, otros trece taxistas fueron asesinados en el País Vasco. Los taxistas, al igual que otros colectivos sociales, han sido atacados por la banda terrorista para intimidar, controlar o aleccionar a la sociedad, en especial a la parte que se resistía a aceptar sus planteamientos, o que tuviera relación o contacto con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. ETA amenazaba, asesinaba e insultaba a las víctimas extendiendo el 'algo habrá hecho', lo que provocaba el aislamiento y el señalamiento de las víctimas ".

Para ello, el documental recrea un mapa de los lugares donde fueron asesinadas estas víctimas, "Con 'Bajada de bandera' pretendemos rendir homenaje a un colectivo que estuvo en la diana de los asesinos durante casi tres décadas y que hizo que su profesión se convirtiera en una profesión de riesgo, una más en aquel País Vasco en el que se impuso la ley del terror. Buscamos el reconocimiento de su historia, y de la lucha de la resistencia de sus familias ", explica Cristina Cuesta.

Vidas rotas. Dori Monasterio , hija del taxista burgalés asesinado en las inmediaciones de Bilbao, contaba el año pasado a este periódico que ETA destrozó sus vidas. "Fue un desastre, un dolor inmenso, incomprensible. Nos quedamos sin padre. Nos destrozó totalmente". Salieron adelante, la viuda y sus tres hijas, pero con muchas dificultades. "A la mejor amiga de mi hermana mayor sus padres la prohibieron ir con ella. Yo no entendía nada. Y solía preguntar por qué no venía Maite a casa. Por fortuna no todos actuaron así. Pero realmente sólo nos sentimos arropadas por la familia. Nosotras estuvimos absolutamente olvidadas por todos. Al dolor tuvimos que añadirle una enorme soledad ", explicaba Monasterio a este periódico. "Nos pasamos toda la vida ocultando la verdad, contando que mi padre había muerto en accidente. Yo lo he llegado a decir en reconocimientos médicos. Pero en el fondo me dolía no poder decir la verdad. Nos pusimos un escudo, como una defensa. Esa es una parte de esta historia, de la historia de ETA: que la gente callaba y callaba por miedo, por el ambiente ... Hasta que la sociedad dijo hasta aquí. Y yo también empecé a abrirme y pude por fin sacarlo y contar que a mi padre lo he matado. Y sentí alivio ".