La uva del frío que sobrevivió en Valpuesta

A.C.
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El científico Rafael Ocete y el alcalde de Berberana, Koldo Usín, reclaman a la Junta que abandere el cultivo de legiruela en el norte de Burgos, al verle viabilidad

La uva del frío que sobrevivió en Valpuesta

En el siglo XIX, dos hongos, el oidio y el mildiu, y un pulgón llamado filoxera acabaron con los cultivos de vid que se repartían por la Bureba, Frías, el Valle de Tobalina, Tamayo (Oña), Trespaderne, Valdivielso o el Valle de Mena. Sin embargo, algunas plantas resistieron y han pervivido hasta el siglo XXI. Una de ellas es la parra de uva legiruela, que aún crece junto a lo que queda del antaño monasterio de Valpuesta y su colegiata. La humedad del río Omino, que pasa a su lado la ha protegido de la filoxera y de sus ramas siguen brotando uvas blancas de sabor extraordinario.

El biólogo e investigador, antiguo profesor de la Facultad de Biología en la Universidad de Sevilla, Rafael Ocete, y el ahora alcalde de Berberana, Koldo Usín, decidieron hace ocho años conocer de qué variedad de uva se trataba. Por aquel entonces, Usín quería plantar un viñedo en un terreno de su propiedad ubicado en el antiguo emplazamiento medieval de Valpuesta. Enviaron muestras al Instituto de Ciencias de la Vid y del  Vino (ICVV) de La Rioja, adscrito al CSIC. Allí, tras compararla con 500 variedades, los técnicos concluyeron que se trataba de la legiruela, sinónima de la Prié Blanc, una uva cuyos orígenes se encuentran en las faldas del Mont Blanc, a 1.200 metros, en el valle italiano de Aosta, donde existe la Denominación de Origen del vino elaborado a partir de ella y está documentada desde 1691.

Ocete recuerda como el vino chacolí que se elaboraba hace más de 50 años en la localidad de Cameno, en Briviesca, o en Los Barrios de Bureba era de uva legiruela. Pero tras la plaga de la filoxera y la sistemática  desaparición de los cultivos de viñedo con la llegada de la concentración parcelaria, no quedó ni rastro en el norte de Burgos o eso creían. De esta variedad  solo se conocían los viñedos de San Esteban del Valle (Ávila), en la vertiente sur de la Sierra de Gredos. Y después llegó la localización de la parra de Valpuesta. Hace pocos meses apareció otra planta de legiruela en el monasterio riojano de Valvanera, a casi mil metros de altitud. En ambos lugares ha superando los fríos de la primavera y el otoño gracias a su tardía brotación y su temprana maduración, lo que la convierte en una variedad óptima para el clima de Las Merindades, a juicio de Ocete.

La uva del frío que sobrevivió en ValpuestaLa uva del frío que sobrevivió en Valpuestabiodiversidad. El investigador defiende la necesidad de conservar la biodiversidad y apostar por las variedades que se adaptan  al clima de cada lugar desde tiempos inmemoriales, ahora que el cambio climático amenaza los monocultivos. De las 8.000 variedades de uva que existen en el mundo, según explica este experto, solo se cultivan 1.500 y la mitad de la superficie la ocupan tan solo 16, fundamentalmente francesas.

Los monjes benedictinos, protagonistas en el desarrollo de los monasterios de Valpuesta y Valvanera, pudieron estar detrás de la llegada de la legiruela o Prié Blanc a estas tierras, aunque Usín se decanta por los franciscanos, quienes tuvieron el apoyo de los Fernández de Velasco y contaron con propiedades en Italia. Koldo Usín trató de posibilitar en 2015 su cultivo experimental en el Valle de Tobalina de la mano del proyecto agrícola promovido por Asamimer, pero esta iniciativa quedó paralizada hasta este año por falta de financiación y ahora propone la posibilidad de recuperar la idea de introducir el viñedo. Desde el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl) brindaban apoyo al seguimiento de la plantación de legiruela en el terreno de Usín, pero haciéndose él cargo de los costes que superaban los 5.000 euros en 4 años. Desistió por carecer de capacidad para seguir los protocolos y plantó 60 plantas de legiruela, a las que no se hace seguimiento técnico.

La uva del frío que sobrevivió en Valpuesta
La uva del frío que sobrevivió en Valpuesta
en la rioja. Donde si surgió la oportunidad de que los sarmientos de la legiruela de Valpuesta tuvieran otra vida  fue en La Rioja, donde el ICVV buscó terrenos en los que injertarlos en pies americanos, los únicos resistentes a la filoxera. Se están cultivando de modo experimental en San Vicente de la Sonsierra, Briones y Nalda. Y con su aparición en el monasterio de Valvanera, Usín y Ocete están convencidos que la D.O de La Rioja se apropiará de esta variedad. Asimismo, lamentan la oportunidad perdida de utilizar el término chacolí para denominar a los caldos burgaleses. Los últimos chacolineros que elaboran vinos para consumo propio están a punto de desaparecer y Ocete y Usín sostienen que el viñedo podría tener viabilidad en Merindades con esta variedad. En medio del debate sobre la despoblación y las políticas para dar vida a los pueblos, reivindican que la "Junta de Castilla y León abandere el impulso de recursos como el viñedo y la vitivinicultura", que podría prosperar en pequeñas plantaciones.