'La resistencia' de la calle La Moneda

B.G.R.
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Las tiendas pequeñas unen sus fuerzas por zonas para paliar el parón de ventas. Mañana comienzan las gangas en está céntrica vía

Una decena de establecimientos se han sumado a esta iniciativa. - Foto: Patricia

Ante las dificultades, la unión de fuerzas puede ser una salida para aliviar los problemas compartidos. El pequeño comercio está sufriendo las consecuencias de la pandemia desde que en marzo se vieron obligados a bajar sus persianas, que no pudieron volver a levantar hasta mayo bajo cita previa. Prácticamente, la temporada de verano pasó desapercibida, al igual que la de invierno, poniendo sus esperanzas en unas rebajas que parece que no han llegado. No pueden competir con internet, ni tampoco con las grandes cadenas, así que algunos que comparten ubicación han decidido dar un paso adelante.

Es lo que han hecho las tiendas de proximidad de la calle La Moneda. El compañerismo que existe entre los comerciantes de esta vía es anterior a la pandemia, si bien es cierto que se ha reforzado con la crisis sanitaria y la difícil situación que atraviesa el sector. Primero crearon un chat en una aplicación de mensajería instantánea para resolver dudas sobre los trámites que tenían que llevar a cabo a la hora de solicitar la ayuda al alquiler del Ayuntamiento, y ahora sus conversaciones han dado paso a una iniciativa con la que quieren llamar la atención y atraer clientela, además de evitar que la lista de locales vacíos siga sumando nombres. 

«Han cerrado seis comercios y la calle se está muriendo», subraya María Antonia Balbás, de Vísteme y una de las impulsoras de Ganga Moneda. Se trata de tres días de máximos descuentos que comenzarán mañana y se prolongarán hasta el sábado con el fin de sacar el estocaje que queda en sus almacenes después de una «mala» campaña de rebajas y de dos semanas de «parón» por las tardes debido al adelanto del toque de queda, que ha dado la «puntilla» al sector.

Han bautizado su grupo con el nombre de ‘La Resistencia’ porque seguirán luchando para mantener sus negocios abiertos. «Hemos pensado que es una manera de animar la vida comercial», explica Isabel López, de la tienda de manicura Neils, que a su vez cuenta en el portal anejo con un salón de belleza. En su caso, afirma que la actividad ha caído en torno al 50% respecto al año pasado, poniendo como ejemplo que, en circunstancias normales, solía tener una lista de espera de más de quince días: «Jamás ha pasado esto en los ocho años que llevo con el negocio». 

La ausencia de vida social por las restricciones, así como de celebración de eventos, ha provocado que los ciudadanos dejen en un segundo plano este tipo de servicios o la compra de ropa. «La gente no sale a la calle y piensa que para qué va a arreglarse», añade López. Balbás lo corrobora, además de que pone de manifiesto que el pequeño comercio «no puede competir con internet». Los excedentes se acumulan mientras crece la precaución a la hora de comprar el género de próximas colecciones (ahora ya toca la del próximo otoño): «No podemos arriesgarnos». 

Animadas por las impulsoras de la iniciativa, Sonsoles y Aránzazu Sáez-Royuela, de la tienda Tonos, se han sumado a la iniciativa a pesar de que ‘oficialmente’ las rebajas no acaban hasta finales de mes. «Nosotras empezamos antes de Reyes y lo notamos un poco más, pero a partir de esa fecha se puede decir que no ha habido campaña». 

Los nueve establecimientos adheridos a esta promoción ofrecerán suculentas ofertas en sus productos y servicios, incluido el único local de hostelería de la calle, que aplicará un descuento en sus desayunos. «Es una forma de reinventarnos y de que los ciudadanos nos vean», concluye Balbás.