Burgos, quién te ha visto y quién te ve (I)

R. PÉREZ BARREDO - H. JIMÉNEZ
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Primera entrega. Desde los años 50, 60 y 70, cuando Federico Vélez la retrató desde el aire, la ciudad ha experimentado una espectacular transformación que a vista de pájaro evidencia una ciudad mucho más grande, cuidada y verde

Imagen panorámica de la Catedral y aledaños. - Foto: Valdivielso

Desde los años 50, 60 y 70, cuando Federico Vélez la retrató desde el aire, Burgos ha experimentado una espectacular transformación que a vista de pájaro evidencia una ciudad mucho más grande, cuidada y verde.

El corazón histórico

La panorámica de la Catedral y sus aledaños en 1974 llama la atención por la negritud que afeaba la seo y el arco de Santa María. Ahora estos dos monumentos emblemáticos de la capital lucen una blancura y una limpieza envidiables que se extiende, quizás por el efecto del contraste entre el blanco y negro y el color, a todos los tejados del centro histórico. El Teatro Principal, en la esquina inferior derecha de la imagen antigua, parece amenazar ruina mientras en la toma moderna ejerce de magnífico remate de un Paseo del Espolón notablemente más frondoso.

La filigrana de Santa María

En esencia es la misma. La filigrana gótica, el bosque de pináculos que se alzan al cielo presidiendo la Caput Castellae. Pero fíjense en las escaleras que ascienden hasta la calle Fernán González, porque han cambiado mucho desde su aspecto en el lejano 1954. Y a la derecha, en la foto nueva, las terrazas pensadas para turistas, maná de nuestro tiempo, ocupan parcialmente el arranque de Nuño Rasura y la plaza del Rey San Fernando.

Fortaleza y jardín

A mediados de los años 70 el Castillo ya está felizmente repoblado y los árboles rodean su atalaya asomada al resto de la ciudad. Pero aún es una ruina semiabandonada, apartada de la convivencia urbana. Hoy la fortaleza presenta un aspecto mucho más cuidado y el parque que la rodea está plenamente consolidado como uno de los pulmones fundamentales en el recreo cotidiano de los burgaleses. Su colina es el símbolo del cinturón verde que supone un orgullo y su mirador ofrece la instantánea más codiciada y el balcón perfecto.