El inicio de la sexta oleada en Castilla y León se estableció a mediados de noviembre y, según datos oficiales, Burgos ha notificado desde entonces 25.563 positivos por SARS-CoV-2. En el mismo período, entre el 15 de noviembre y el 11 de enero, ha habido 380 ingresos por covid en planta de los hospitales de la provincia. Semejantes cifras dan unas medias diarias de 448 nuevos contagios y 6,6 hospitalizaciones; o, lo que es lo mismo, la media diaria de ingresados es sesenta veces más baja que la de infectados.

En ninguna de las olas previas se ha dado semejante diferencia en la relación entre nuevos contagios e ingresos, pero en esta información se compara en exclusiva con la segunda (otoño de 2020) porque, en términos globales, ha sido la peor para la provincia hasta la fecha. Y se comprueba que desde el comienzo (se estableció en el puente del Pilar) y el momento de mayor presión asistencial en toda la provincia (el 10 de noviembre, con 341 enfermos de covid en planta), hubo una media diaria de 251 contagios y 22 ingresos. Es decir, que la media diaria de hospitalizados era once veces más baja que la de infectados. En este momento la diferencia se multiplica por seis.

Esta comparación está sujeta a muchos matices, pero evidencia hasta qué punto han cambiado las cosas en poco más de un año. Huelga decir que, aparte de que hay estudios que indican que la variante dominante ahora (la archifamosa ómicron) es más leve que las anteriores incluso para personas sin vacunar, la inoculación de pautas completas de preparados contra la enfermedad del coronavirus en casi un 83% de la población burgalesa está siendo determinante en la minimización del impacto de esta oleada en el sistema sanitario de la provincia (...).

(Más información, en la edición impresa de Diario de Burgos de este miércoles o aquí)