El 20% de los presos cumplen condena por violencia de género

F.L.D.
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La cárcel de Burgos iniciará la semana que viene un programa contra agresiones hacia las mujeres

El 20% de los presos cumplen condena por violencia de género - Foto: Jesús J. Matías

Para erradicar una lacra como la violencia contra la mujer, la educación debe ser la base sobre la que se sustente la lucha. Asociaciones de atención a víctimas y psicólogos llevan años incidiendo en este tema y uno de los principales objetivos de manifestaciones como las del 8 de marzo también van enfocadas en esta línea. Que los jóvenes crezcan en igualdad es casi más importante que la ampliación de las penas a los agresores, básicamente para que el futuro sea mucho mejor que el presente. Tan clara es esta premisa que incluso desde las cárceles se están fomentando programas dirigidos a los presos, bien sea los de maltrato machista o los que cumplen penas por otros delitos, para que cuando salgan a la calle tengan una mayor concienciación en materia de género. En Burgos, donde hay 74 internos que cometieron infracciones de este tipo y también de índole sexual, se pondrá en marcha una iniciativa educativa a partir del mes de noviembre.

Según los datos aportados por Instituciones Penitenciarias, a mediados del mes de octubre había en el penal burgalés un total de 425 personas de las cuáles 43 se encontraban cumpliendo condena por delitos de violencia de género y otros 31 por agresiones y abusos sexuales, es decir, el 20% de los internos. Luis Carlos Antón, director de la prisión, señala que, a pesar de que en los últimos años las denuncias y condenas han crecido, esta circunstancia no se ha visto reflejada en un especial crecimiento de internos por este tipo de infracciones, si bien reconoce que han aumentado los quebrantamientos de medidas cautelares. Ésta, de hecho, es una de las preocupaciones en materia judicial. A este respecto, recalca que estas vulneraciones «están muy controladas tanto por instituciones penitenciarias en permisos y salidas, como por las unidades de la Policía Nacional y la Guardia Civil».

Sobre el perfil de estos presos, Antón explica que es «muy variado», desde la edad hasta la condición social, pasando por las diferentes causas de su condena. También puntualiza que hay mucha mitología en torno al trato de todos ellos en las cárceles, sobre todo en el caso de violadores o agresores sexuales. «No tiene nada que ver a cómo aparecen retratados en las películas y tampoco están separados en otros módulos, salvo en el caso de que fueran reincidentes o potencialmente peligrosos». Aunque su comportamiento dentro del centro suele ser «bueno», subraya que «muchos de ellos tienen problemas mentales».

De ahí que a partir de la semana que viene la prisión de Burgos ponga en marcha el Programa de Conductas de Agresiones Sexuales, que busca «erradicar el daño posterior cuando este tipo de agresores salga a la calle» y también «concienciar contra las conductas machistas». Para ponerlo en marcha, se incorporará una psicóloga que realizará sesiones con unas 10 personas durante los próximos 9 meses, aunque el tiempo podría variar en función de si considera necesario incidir en algún aspecto concreto, como la actitud y la progresión de los internos.

Al ser grupos pequeños, la intención es maximizar el efecto psicológico en los presos. «En todas las cárceles debería haber este tipo de programas, al igual que están los relativos a delitos violentos y la justicia restaurativa», sentencia el director del penal de Burgos. De hecho, no es, ni mucho menos, la única iniciativa que están llevando a cabo desde la prisión, sino que en los últimos años llevan incidiendo mucho en materia de género de cara a buscar una mayor concienciación.

Luis Carlos Antón recuerda que desde hace tiempo cuentan con un psicólogo y una psicóloga en el servicio general de penas y medidas alternativas. En concreto, en los Centros de Inserción Social trabajan con los presos que salen a la calle y también con aquellos que son condenados a una pena menor, como pueden ser los trabajos para la comunidad, y que realizan para no entrar en la cárcel. En este tipo de casos, se sustituyen por programas de concienciación sobre violencia de género.