Incierta mesa de diálogo

L.O. (SPC)
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El encuentro entre la Generalitat y el Gobierno central sigue sin fecha y sin la confirmación de asistencia de Pedro Sánchez, que el Govern exige

El presidente del Ejecutivo y el líder del Govern se emplazaron para septiembre. - Foto: Juan Carlos Hidalgo

Está llamada a ser una de las grandes citas del nuevo curso político... Pero ni siquiera tiene fecha concreta para su celebración. La mesa de diálogo entre el Gobierno central y la Generalitat, que pactaron Pedro Sánchez y Pere Aragonès en su encuentro de junio en La Moncloa, estaba programada para la próxima semana, una vez festejada la Diada, una jornada que en los últimos años se ha convertido en una demostración de fuerza popular de los independentistas, con miles de personas en la calle exigiendo, como mínimo, la celebración de un referéndum secesionista de carácter vinculante.

Tampoco están claros los nombres de aquellos que se sentarán en la mesa. Aunque el Ejecutivo ya ha confirmado que la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, asistirá, desde el Govern señalan que no se conforman con la número tres de Moncloa. Quieren a Pedro Sánchez.  «Si no está (el líder socialista), aparte de menospreciar la Generalitat y la misma mesa, muestra el poco interés que tiene de estar, las pocas ganas de abordar con seriedad el problema», señalan desde Junts, que no ha aclarado su delegación a la espera de que el presidente confirme su asistencia. Desde ERC intentan quitar hierro a esa posible ausencia del presidente, aunque reconocen que dificultaría el diálogo.

Ni fecha ni plantel ni orden del día. Y es que también hay evidentes discrepancias sobre el asuntos que se tratarán en la reunión bilateral. Los independentistas tienen claro que no piensan renunciar a sus tres planteamientos estrella: la negociación de un referéndum pactado; la amnistía para los presos del procés que, aunque han sido indultados por el Gobierno, mantienen las inhabilitaciones; y el regreso de los que ellos consideran exiliados, como Carles Puigdemont, sin temor a las «represalias» de la Justicia ya que ellos también se verían beneficiados por la posible amnistía. 

Desde el Ejecutivo consideran inviables las tres cuestiones y confían en que los separatistas ni siquiera las pongan sobre la mesa, ya que entonces el diálogo estará abocado al fracaso desde el inicio. A cambio, ofrecen una negociación del Estatut, que en su día fue anulado en parte por el Tribunal Constitucional, así como la aceleración de los traspasos de competencias pendientes y muchos guiños, económicos por supuestos, en los Presupuestos.