Los gimnasios burgaleses verán la luz por fin el lunes tras un cierre que se ha prolongado desde hace casi dos meses, cinco si no contamos los veinte días que abrieron en Navidad y que fueron prácticamente inhábiles para muchos centros deportivos.«Queremos trabajar y por fin nos dejan», admitió ayer el presidente de la Asociación de Gimnasios de Burgos, Alberto del Val. 

Él, como sus compañeros de profesión, llevaban más de 200 días con las puertas de sus negocios cerrados, lo que provoca que Burgos sea la provincia con mayor afección en lo que llevamos de pandemia. «Hemos recibido la noticia con muchísima satisfacción», apuntó Del Val, que ve «por fin» la luz al final del tortuoso túnel que ha tenido que atravesar su sector desde que arrancase la crisis sanitaria por la covid-19.

Preparación a toda mecha. Durante la jornada de hoy, y a lo largo del próximo fin de semana, los empleados trabajarán en las instalaciones a todo ritmo para tratar de poner a punto máquinas, piscinas o demás elementos.Con respecto a las posibles limitaciones, Del Val asegura que tendrán que abrir con un 30% del aforo total, mientras que también se impondrá una reducción de usuarios en las clases colectivas.«Es lo que más nos va a afectar, pero estamos muy contentos de poder reabrir», insistió el presidente.

Por otro lado, continúan las gestiones desde la asociación con empresas encargadas de la medición de dióxido de carbono para que instalen estos aparatos, exigidos en los centros educativos, en los gimnasios. «Vamos por delante de lo que nos exigen desde la Junta», apuntó. Barajan también elaborar un protocolo de actuación común entre los centros deportivos para favorecer la asistencia de público con seguridad una vez que la Junta decrete su progresiva reapertura y aumento de los aforos en los interiores.