Los peldaños del 'allegro'

R.L.
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Unos 800 espectadores presenciaron el concierto de los alumnos de la Escuela Superior de Música Reina Sofía junto a la Escalera Dorada

Como si se tratara de un homenaje a la familia de los Colonia, que transformaron la Seo burgalesa, la Escalera Dorada se convirtió ayer en testigo de excepción de los compases de los virtuosos alemanes Johann Sebastian Bach y Ludwig van Beethoven. Los jóvenes alumnos de la Escuela Superior de Música Reina Sofía se encargaron de ofrecer un concierto memorable para los más de 800 espectadores que asistieron al último recital del año organizado por la Fundación del VIII Centenario de la Catedral. Burgos 2021 en el templo.

Quienes tenían entrada hicieron cola desde más de una hora antes del inicio del espectáculo para asegurarse una posición privilegiada en el transepto. Y lo primero que vieron fue a un reducido grupo de jóvenes, una docena, con sus instrumentos de cuerda y clave, que interpretaron el Concierto de Brandeburgo nº6 en si bemol mayor, de Bach. La madrileña Raquel de Benito y el venezolano Samuel Palomino comandaron con sus violas el último allegro que sirvió de anticipo a la orquesta sinfónica.

Casi 60 estudiantes de esta escuela para jóvenes talentos siguieron la batuta del burgalés Víctor Pablo Pérez, que tenía la oportunidad de estrenarse en la Catedral con la Sinfonía nº7 en la mayor, de Beethoven. «Los jóvenes siempre desarrollan un sentido de la energía muy especial y el resultado que al público le llega puede ser tan importante o mejor que una orquesta profesional», defendió Pérez.

Para llegar a la prolongada ovación final, tuvieron que soportar el frío burgalés, lo que es un hándicap que añade dificultad a la hora de tocar los instrumentos.

Sin embargo, a su favor jugó la ubicación escogida, delante de la escalinata de Diego de Siloé, que Pérez calificó de «perfecta». «Si hubiese sido debajo de una gran bóveda, el sonido se hubiese empezado a envolver y hubiese sido más confuso», explicó. Eso sí, el índice de reverberación era superior al de una sala de conciertos, así que eso les obligó a ajustar los tempos. Por suerte, era un programa que los jóvenes, de diferentes nacionalidades, tenían muy trabajado. No en vano, fueron las mismas piezas que escuchó la reina Sofía con motivo de su 80º cumpleaños hace unos días.

Este concierto contó con la colaboración de Paradores de Turismo de España y permitió continuar con la tendencia de llevar música sin contexto religioso al templo burgalés, en línea con lo que es habitual en Europa, resaltó Pérez.