Las dos caras de Filomena

R.E.M.
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La nieve y el hielo dificultan la circulación en múltiples carreteras de la provincia. Paralelamente, sirven de escenario para la diversión, los descensos, las batallas de bolas, los muñecos...

Las dos caras de Filomena - Foto: Christian Castrillo

Quien disfruta con una situación o quien sufre las consecuencias negativas de la misma. Todo temporal tiene una doble cara y Filomena ya ha demostrado que no va a ser menos. Llegó a Burgos con nieve, tal y como se venía advirtiendo desde hace días, aunque lo hizo de una forma menos intensa de lo esperado. La ciudad amaneció con un fino manto blanco que se mantuvo durante todo el día puesto que las precipitaciones, aunque poco copiosas, no  cesaron en toda la jornada. Resbalones y caídas de peatones, dificultades a la hora de conducir y prisas para dejar lo más limpias posibles las calzadas se oponían por completo a las imágenes de aquellos que disfrutaban en los parques. La cara y la cruz de la borrasca.

A primera hora de la mañana comenzaron los problemas en las calzadas puesto que no había dado tiempo a limpiar todas y algunos coches comenzaban a resbalar. Para comprobar la máxima precaución que tomaban los conductores bastaba con ver la lentitud con la que los vehículos recorrían la ciudad. A medida que fue avanzando la mañana quedaron más despejadas y no hubo que lamentar incidentes demasiado graves como sí ocurrieron en otras ciudades como Madrid o Toledo. Sin embargo, aparcar seguía resultando una misión muy complicada de conseguir por la gran presencia de hielo y la mayoría procuraba no hacer demasiadas maniobras.

(Diez páginas sobre este temporal de nieve, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)