"El tema de los costes energéticos no tiene una solución fácil"

Carlos Cuesta (SPC)
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"El tema de los costes energéticos no tiene una solución fácil"

El debate por el futuro de la economía llevó a los máximos representantes de la industria digital y de las administraciones a debatir hace unos días en Santander sobre el papel de la digitalización y la sostenibilidad en un encuentro organizado por la patronal del sector de la industria tecnológica digital en España AMETIC. Su presidente, Pedro Mier, quien también dirige la Asociación de Empresas de Electrónica, Tecnologías de la Información y Telecomunicaciones de España y es miembro el Comité Científico Asesor del Centro Tecnológico de Telecomunicaciones de Cataluña desvela en esta entrevista las claves que siguen las firmas más innovadoras. 

 

Explíquenos hasta qué punto el país se la juega en los próximos años si no acierta a invertir en lo que realmente marcará el futuro de las empresas más competitivas.

Estamos en un momento que, como dirían algunos poniendo un símil de juego, están repartiendo nuevas cartas y, cuando esto se produce, lo que ocurre es que se está materializando un cambio tecnológico y social que viene, además, acelerado por la pandemia y en el que puede pasar que, o bien, mejores tu posición y ganes mucho o, todo lo contrario, que pierdas lo que tenías. Es una oportunidad y, a la vez, también un riesgo. La cuestión está en hacer las cosas bien, jugar acertadamente las cartas, hacer bien el trabajo y, sobre todo, mejor que los demás.

En la pasada crisis de 2008, el Gobierno de España invirtió mucho en salvar empresas que no eran estratégicas y que, incluso, muchas de las que recibieron ayudas del Estado desaparecieron. ¿Cree usted que con los fondos Next Generation puede pasar lo mismo o piensa que la situación ha cambiado y ahora mismo se están atendiendo proyecto realmente necesarios?

Lo importante no son los fondos sino los buenos proyectos de cara a ganar el futuro. Hay gente que está planteando equivocadamente las ayudas como si fueran la tabla de salvación y para mí son, sin embargo, una palanca de oportunidades para hacer los cambios necesarios, de manera que los que sean viables van a tener una oportunidad magnífica de desarrollarse, pero los que no lo sean no deberían tener este apoyo económico. Yo creo que, en líneas generales, estas iniciativas están bien planteadas y el gran reto ahora está en su ejecución.

En el foro que han celebrado estos días en Santander han participado los ministros más importantes del Gobierno, como son la titular de Ciencia y Tecnología, Diana Morant, la de Economía, Nadia Calviño, la de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera; la de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, así como los máximos responsables de firmas como Enisa, Incibe, Red.es, Segittur, o el Consejo Económico y Social. ¿Qué conclusiones destacaría de este debate que analiza el futuro de España, de sus empresas, de la forma de trabajo, de su sistema educativo, en fin, de todo lo relevante en estos momentos de recuperación?

Esta es la 35 edición, es decir llevamos muchos años reuniéndonos para lo que significa el arranque del curso empresarial. Es una ocasión magnífica para debatir juntos propuestas y poner sobre la mesa nuevas líneas en comunión con el Gobierno y las empresas, conocer lo que se avecina en el futuro más próximo, así como también debatir sobre los cambios tecnológicos que van a llegar. Como siempre, lo que esperamos es que las propuestas que se han planteado acaben siendo ejecutadas. Así, hace ya cuatro años, nosotros empezamos a proponer la necesidad de lanzar proyectos tractores, marcar las líneas para avanzar en la digitalización con el impulso de sectores punteros y estas cuestiones son ya una realidad apoyada por el propio Gobierno.

 

La situación de crisis ha dejado España con una deuda del 122% del PIB, lo que equivale a más de 1,4 billones de euros, la inflación en el 3,3% en agosto y el 2,9% interanual, así como más de 3,3 millones de desempleados. ¿Cree usted que desde una situación tan complicada se puede competir con las primeras potencias mundiales que nos ganan no solo en solvencia, sino en inversión en I+D, en digitalización y en los aspectos que están liderando el crecimiento mundial?

Justamente, la mejor manera de competir es alinearse con otras empresas en temas como la innovación tecnológica y la educación. Además de mejorar las cifras económicas lo que hay que hacer es aumentar la capacidad de competir y eso pasa por reindustrializar el país no solo en las áreas en las que ya tenemos presencia y dominamos el mercado sino también en las que marcarán el futuro. Un esfuerzo que requiere incorporar las nuevas tecnologías y, sobre todo, hacer un esfuerzo por innovar, ampliar y pontenciar la colaboración público privada.

Nadie duda que la globalización es el futuro y, sin embargo, estamos sufriendo las consecuencias de la deslocalización. ¿Piensa usted que debemos seguir con este modelo dejando que China sea la fábrica del mundo o bien tenemos que tener los sectores estratégicos a nuestro alcance en el tejido productivo?

La globalización es un hecho, el mundo, por decirlo de alguna manera, se ha quedado pequeño y ese es el terreno en el que vivimos y vamos a seguir viviendo. Lo que es importante, y más en un proceso de cambio tecnológico tan acelerado como el actual, es que tenemos que ser capaces de ser actores, no solo simples usuarios. Usuarios de la tecnología lo vamos a ser, queramos o no, pero lo que realmente es fundamental es que seamos también protagonistas y, para eso, hay que tener una potente capacidad tecnológica industrial que lo permita. Europa tiene que hacer un gran esfuerzo y está en ello, los proyectos que se están presentando tienen justamente esa pretensión de resituar la capacidad industrial y tecnológica para colocar a la UE en el lugar que le corresponde a nivel internacional.

Estos días estamos hablando mucho de la falta de materias primas, de los altos costes de la electricidad o el petróleo o, incluso, de una inflación que está poniendo en peligro la recuperación. ¿En qué estamos fallando como país?

Hay aspectos que son de carácter global, como el encarecimiento de los costes, su impacto en las cadenas de suministro que forman parte de un elemento sistémico que se debe a la pandemia, el bloqueo que sufrió el canal de Suez u otros elementos. Y hay un tema crucial que pone de relieve la necesidad de contar con capacidad tecnológica en momentos críticos para evitar situaciones como la escasez de microchips que está perjudicando a industrias muy importantes. Todo esto, afecta a la estrategia europea de no disponer de capacidad suficiente propia y tener que depender, en el caso de los semiconductores, de fabricantes asíaticos. Estratégicamente es un riesgo que hay que corregir.

 

Los precios energéticos están suponiendo el 40% de los costes de la producción con el megailovatio en máximos. ¿Piensa que está justificada que la factura eléctrica de España sea de las más caras de Europa y con una tributación tan alta?

Si nuestras empresas tienen costes energéticos mayores que sus rivales no van a poder competir, hay que resolverlo, es un tema de gran actualidad que no tiene una solución fácil.

 

¿Cómo se explica la alta tasa de desempleo juvenil que afecta a más del 40%? ¿Qué está pasando con los jóvenes que no encuentran su futuro en España y, sin embargo, países como Alemania no paran de requerir profesionales cualificados?

Es una muy buena pregunta que hay que hacerse porque si somos capaces de preparar a nuestros jóvenes y después no somos capaces de generarles buenas capacidades en nuestro país es que existe un problema doble. En primer lugar, el modelo debe ser capaz de generar oportunidades de futuro para su gente y más teniendo en cuenta que estamos pagando con impuestos la formación de personas que después van a desarrollar su trabajo fuera de España. 

 

La pandemia propició que la mayoría de las empresas acometieran inversiones en digitalización e innovación para superar las restricciones apostando, por ejemplo, por el teletrabajo, la realidad virtual o la digitalización. ¿Cree que este fenómeno se enfriará?

Hay cosas que considero que han llegado para quedarse porque, sinceramente, han puesto de manifiesto la necesidad de su gran eficacia, por ejemplo, las reuniones telemáticas. De hecho, en buena parte de las empresas españolas, las que no dependen directamente de la presencialidad han seguido funcionando gracias a las modernas tecnologías digitales. Todo el sistema económico se está planteando ya cuál es el medio óptimo, bien la presencialidad o el teletrabajo.

¿En qué sectores considera que España está más fuerte y se debería invertir de una forma más decidida?

Nosotros hemos propuesto hace ya cuatro años que se trabaje en la modernización vía digitalización, al menos, en algunos sectores estratégicos donde España tiene una posición dominante como, por ejemplo, el turismo, la agroalimentación, la salud, movilidad... Estos, junto con tecnologías avanzadas en el mundo del deporte y el ejercicio tienen una gran transcendencia social y son las actividades que consideramos prioritarias, pero eso no quiere decir que sean las únicas aunque sí las más evidentes. Sin olvidar, que hay que apostar por materias muy incipientes como las tecnologías cuánticas.

¿Porqué en España o en Europa no se crea ninguna de las grandes empresas que marcan la pauta en el mundo como, por ejemplo, Amazon, Google, Apple o Facebook? 

Yo creo que lo que realmente falta son unas condiciones para que puedan surgir este tipo de empresas y eso pasa por mejorar aspectos esencialmente culturales de la sociedad. Va con la propia manera de ser pionero, de apostar por el riesgo pero, sin duda ninguna, Europa se lo tiene que creer, tiene que actuar como una unidad y debe, como dice la economista María Machucato, «no hacer lo que dicen que hacen los países líderes sino hacer lo que hacen» que, en muchos casos, pasa por jugar inteligentemente, por ejemplo, con sus propias inversiones.