El estado de la Casa Joven de Santa Dorotea urge su derribo

C.M.
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El edificio, cerrado desde 2007, es irrecuperable debido al mal estado del tejado, lo que ha provocado humedades en el interior. Habrá que esperar a tener partida para el derribo

El inmueble fue casa de ferroviarios pero Renfe se lo cedió a la ciudad. - Foto: Patricia González

El derribo de la antigua Casa Joven de Santa Dorotea se incluyó en las inversiones sostenibles de 2016 junto al recinto ferial de La Milanera al considerar que estaba fuera de ordenación pero fue ‘indultada’ por el PP al considerar que podía mantenerse aunque si determinar su uso. El tiempo ha ido pasando y el inmueble está cada vez más deteriorado, especialmente, en el caso de la cubierta. Las últimas lluvias, la nieve y el viento han destrozado una parte del tejado y muchas tejas se han caído. Ello supone que el agua ha entrado en su interior y las goteras han ido en aumento y el inmueble es irrecuperable, de modo que será derribado aunque no hay fecha para ello. 

 La concejala de Patrimonio, Sonia Rodríguez, reconoce que ya no hay nada que hacer debido a su avanzado deterioro, algo que confirmó después de realizar una visita al mismo con motivo de una intervención de los Bomberos tras una tormenta. «No es posible su recuperación. La humedad ha entrado en las paredes y en los elementos estructurales, lo que impide cualquier tipo de arreglo», señaló. 

Rodríguez reconoce que «no se puede rehabilitar» debido a que en su interior hay numeras barreras arquitectónicas que impedirían darle otro destino. En la puerta de acceso desde la calle hay un escalón y para subir al piso de arriba hay que hacerlo por una escalera y las dimensiones del edificio impedirían instalar un ascensor. 

Además, recuerda que para ello sería necesario modificar el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) al estar fuera de fuera de ordenación, lo que supondrá una compleja tramitación administrativa y no sería viable. De ahí que su destino final será el derribo. «En algún momento habrá que consignar una partida en el presupuesto para tirar el edificio», añadió. 

La que en su día fuera casa de ferroviarios fue cedida por Renfe al Ayuntamiento, que la rehabilitó en 1998, al final del mandato del alcalde, Valentín Niño, en cuyos inicios Javier Lacalle fue concejal de Juventud y se destinó a este sector de la población. 

El arreglo costó 80.000 euros (aunque se pagó en pesetas) y se destinó al sector más joven de la población. Acogió una oficina de vivienda, un servicio de empleo, otro de préstamos, internet y fomento del asociacionismo. También contaba con un punto de información sobre oposiciones, cursos, becas, premios y concursos para los jóvenes, que era una referencia aunque luego se llevó al cívico de San Agustín. 

Un año y medio después de su inauguración empezó a dar problemas de goteras que se fueron parcheando y finalmente se cerró en 2007. Desde ese momento no ha tenido uso y nada se habló hasta 2016 cuando se consignó una partida de 200.000 euros para su derribo y el de la Milanera. El segundo se hizo pero el viejo inmueble se dejó en pie. 

Según el que fuera en ese momento concejal responsable de las inversiones sostenibles, Jorge Berzosa, los servicios técnicos señalaron que podía mantenerse dado que el Plan General no le dejaba en ese ‘limbo’ y le aplicaba la normativa del ensanche, limitándola simplemente a una altura de dos plantas más la bajocubierta. No se dio ningún paso más.

Un año después el PSOE estando en la oposición volvió a hablar del inmueble al plantear recuperarlo para que fuera usado por la junta de distrito de la zona sur pero nunca más se supo. Ahora solo queda el derribo, de modo que esta esquina entre las calles Santa Dorotera y San Pedro y San Felices ganará un espacio para el peatón aunque todavía habrá que esperar.