Lo que el viento nos trae... desde el Sahara

L.M.
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Una oleada de polvo procedente del desierto africano ha disparado los niveles de partículas PM-10 en la atmósfera burgalesa, que han hecho saltar los avisos por alta contaminación

La nube de polvo sahariano reduce mucho la visión y aumenta considerablemente los niveles de contaminación. - Foto: Alberto Rodrigo

Basta con echar la vista hacia el horizonte, desde un punto alto, para notar que pese a lo despejado del cielo hay una capa de polvo que pudiera ser confundida con niebla. Pero no, se trata de millones de partículas procedentes del desierto del Sahara y que provocan que los niveles de contaminación en la capital y en toda la provincia se hayan disparado. «Es un fenómeno normal, natural e incluso necesario porque actúa como fertilizante en zonas como el Amazonas», explica Antonio Canepa, Doctor en Ecología que trabaja actualmente como profesor ayudante en un grupo de investigación de la Universidad de Burgos. «Las partículas más pequeñas son las que se desplazan más lejos, que se suman a la contaminación que se genera de por sí en las ciudades», apunta.

Según la estación meteorológica situada en la plaza de Lavaderos, los niveles de PM-10 superaron ayer el umbral máximo recomendado por la OMS, por lo que la calidad del aire burgalés se catalogó como «desfavorable». La misma situación vivieron ciudades cercanas como Palencia o Valladolid, amén de los problemas que soportan en municipios de la costa del Levante.

¿Hasta cuándo? Según Antonio Canepa, este fenómeno no remitirá hasta que la dirección del viento cambie y la llegada de polvo, consecuentemente, se detenga.Según distintos meteorólogos estas condiciones continuarán durante los próximos días.

La exposición prolongada a ese aire puede conllevar riesgos a la población, sobre todo a aquellos ciudadanos que padecen enfermedades crónicas respiratorias como el asma o la bronquitis.