A la espera de posibles restricciones que pueda imponer la Junta en función de la evolución de la pandemia en los próximos días lo que tienen claro en la Policía Nacional es que estas vacaciones navideñas van a ser muy diferentes a las del año pasado, pero también a las anteriores. En 2020, el toque de queda nocturno limitó los movimientos de los ciudadanos, un hecho que, sumado al cierre de los establecimientos hosteleros, redujo las fiestas en la calle a la mínima expresión. Y, por tanto, la conflictividad social, las peleas, las agresiones también cayeron.

Sin embargo, en este fin de año y principio del que viene las circunstancias cambian, bares y pubs y discotecas abrirán -será difícil que el Gobierno regional legisle en contra-, con lo que la ciudadanía volverá a los establecimientos hosteleros y a la vía pública para celebrar estas fechas. Y lo hará de manera «más descontrolada» que en ejercicios precedentes, vaticinan desde la Comisaría, porque sus agentes «ya han empezado a observar» que hay más tensión social, lo cual se ve reflejado «en mayores casos de desobediencia a la autoridad, más reyertas, más encontronazos con porteros de bares de noche, etc». Así que toca reforzar los dispositivos de control para dar una mayor seguridad.

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