El anhelo de un escultor

I.L.H.
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Sergio Rubio Presa cumple el sueño de exponer y dedicarse al arte en exclusiva. Con la madera como materia prima, su abstracción retrata las emociones, la ciencia y sus propios deseos

Sergio Rubio Presa junto a 'Ápside', una de las piezas más grandes. Tras la muestra, se traslada a Dinamarca. - Foto: Patricia

Hace seis años tenía un sueño por cumplir que hoy empieza a convertirse en realidad. Sergio Rubio Presa estudió en la Escuela de Arte y se ha dedicado a la reproducción de piezas arqueológicas, pero su pretensión es ser escultor a tiempo completo. Para ello inició una campaña de micromecenazgo y con ese empujón que le dieron alrededor de sesenta personas en 2015 ha creado las obras que ahora presenta en Espacio Tangente, en lo que es su primera exposición.

Sueños complejos «hace referencia a lo difícil que es para un artista dar el paso de enfocarse solo en el arte, también por el miedo a ser juzgado. Da un poco de vértigo, pero estoy decidido a vivir de esto», señala frente a una obra que vale la pena por la destreza, sus formas orgánicas y filosas y el acabado. 

La muestra que permanecerá abierta hasta el 9 de febrero consta de dieciséis piezas de madera que combina con materiales plásticos «de contraste» como vinilos, lacas y policromías. Para sus creaciones ha utilizado maderas de nogal (en algunos casos ebonizado, proceso que consiste en oscurecer la madera para obtener un tono similar al ébano), encina, enebro, olivo e incluso pino, aunque no tiene el prestigio de otras maderas más nobles y es más difícil de trabajar porque se astilla. 

En las obras que expone en Espacio Tangente hay tres líneas de trabajo: una enfocada a los sueños, que presenta en la sala del fondo; otra serie llamada Erosión dedicada a las emociones y que se pueden ver en la sala negra de la primera planta, y una tercera que se inspira en la ciencia y la esperanza del conocimiento, que corresponde al espacio nada más entrar.

En esta primera sala se puede ver la obra Permutación, una pieza de carácter modular que se presenta junto a un vídeo donde se ven sus distintas posiciones. Y está también Ápside, «una especie de explosión como el Big Bang, una metáfora de lo pequeño que somos con respecto al universo», define.

La serie sobre las emociones de la sala negra versan sobre el odio, la frustración, el miedo y el amor. En todas ellas vence la belleza, porque la estética sobresale sobre los sentimientos. Odio, por ejemplo, tiene una zona policromada y ha utilizado cuchillos y hachas además del fuego para representar la zona oscura o la huella que deja el resquemor. «La idea era transformar esa energía negativa en algo bello», confiesa sabedor de que lo ha conseguido.

En cuanto a la sala del fondo, tiene una serie en una vitrina con piezas pequeñas creadas como bocetos de lo que podrían ser obras monumentales de hasta seis metros. También hay maderas colgadas y una serie inspirada en la tesis doctoral de su hermano químico. 

Cuando concluya la exposición, Rubio Presa se muda a Dinamarca donde aspira a abrirse un hueco sin olvidar (ni que le olviden) su lugar de origen y la ciudad que le dio la primera oportunidad. Sueños complejos se puede visitar en la calle Valentín Jalón, de lunes a viernes de 18:30 a 21:30 horas.