Un nuevo comienzo para la Humanidad

Sara Borondo
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60 culturas para crear una civilización única que se alce sobre las demás

La partida comienza en Humankind con una tribu nómada pero, a diferencia de otros juegos de estrategia por turnos basados en las 4X (eXplorar, eXpandir, eXplotar y eXterminar), las características de esa civilización que está a punto de comenzar no están predefinidas, no tendrá bonificación en la guerra, la ciencia, el comercio... La civilización se crea como un lienzo en blanco que puede ir cambiando a lo largo del tiempo, y el jugador va eligiendo esas características cada vez que culmina una etapa.

Al pensar en la estrategia por turnos con ambientación histórica se viene a la mente de forma inevitable el gran título rey del género, Civilization, pero lo cierto es que Amplitude Studios (creador de la serie Endless) ha apostado por redefinir las reglas del género dando al jugador las herramientas para construir una civilización única con 60 culturas para elegir, cada una con unos ideales cívicos, unidades militares y carácter. A lo largo de la partida es posible así irse adaptando a lo que va sucediendo o cambiar el rumbo de la historia. Es clave la exploración del territorio para descubrir qué recursos hay disponibles e ir ampliando la civilización a base de establecer puestos avanzados cuando sea posible. 

La personalización de la civilización incluye al personaje que representa al jugador, tanto en su aspecto como en algunos atributos -aunque es opcional- y, como era de esperar, a las características de la partida, tanto en el tamaño del mapa como en el número de competidores controlados por el juego o el terreno y hasta en detalles mucho más pequeños y hay siete grados de dificultad. Humankind pone especial atención en adaptarse tanto a aquellos jugadores expertos como a quienes temen adentrarse en un género con merecida reputación de complejo, y se agradece ese esfuerzo. 

El paso de una etapa a otra lo determina el avance de la propia civilización del jugador, que debe conseguir las estrellas necesarias a base de cumplir objetivos para entrar en otra era. 

Todos esos cambios dan casi desde el principio personalidad a Humankind. Más que precipitarse a crear una población y empezar a crear unidades, incita a explorar para elegir la cultura que mejor se adapte al entorno en el que ha aparecido la tribu nómada del jugador. 

El mapa merece mención aparte por su belleza y utilidad, ya que las casillas conceden ciencia, recursos clave para crecer y distintos eventos. Frente a los mapamundi de otros juegos, aquí hay relieve y se ve mucho más claramente por qué terreno es más fácil avanzar, dónde hay casillas interesantes y en cuáles aumentan las posibilidades tácticas a la hora de enfrentarse a otro líder. 

En Humankind lo que decide la victoria es la fama que consiga cada facción, aquella civilización que deje mayor huella en la Humanidad es la que gana la partida, lo que da menos relevancia a las invasiones y guerras y tiene más en cuenta la acción global de la facción. Si Amplitude quería marcar sus propias normas, lo ha conseguido con acierto.

Da la sensación de que Humankind sale un poco corto de contenido, pero también es habitual que el lanzamiento en PC sea la versión vainilla, con las bases, y después vaya llegando contenido adicional que complemente las opciones existentes o alteren de alguna manera la jugabilidad para refrescarla. Si este es el caso, esos cimientos son muy buenos para construir una nueva franquicia sobre ellos.

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