Todos sabemos o deberíamos saber ya a estas alturas de la película que centenares de médicos están al borde de la jubilación y los jóvenes con MIRde Medicina de Familia son algo así como un Objeto Volante No Identificado, en fin, algo muy poco usual. No voy a entrar en la nefasta organización de la formación de los médicos y su huida masiva a otros países vivida durante la pasada década, que son algunos de los motivos que ahora generan esta grave situación. Se trata de mirar hacia adelante y en esas parece que está la consejera de Sanidad, Verónica Casado, quien esta semana hablaba de potenciar el transporte a la demanda para asegurar una atención sanitaria a los vecinos de los pueblos, especialmente a los mayores que suelen carecer de coche y carné de conducir. 
La idea me parece perfecta y urgente, porque el transporte a la demanda, tal y como se diseñó en 2005 y como permanece organizado, es absolutamente ineficiente. Para ejemplo un botón, aunque podría llenar el periódico. Seis rutas que unen los pueblos del Valle de Tobalina con Quintana Martín-Galíndez, donde los vecinos tienen su centro de salud de referencia, recorren decenas de localidades solamente los lunes. No se pongan malitos ni el martes, ni el miércoles, ni el jueves, ni el viernes, porque no tendrán autobús para llegar a la consulta de su médico. Si van el lunes, además, prepárense para un madrugón de órdago, aunque estén malitos, porque las salidas comienzan en algunos casos a las 7.50. Y una vez que lleguen al centro de salud, acaben rapidito que en menos de tres horas está fijado el viaje de vuelta. Los médicos no deben perder su precioso tiempo en las carreteras y han de estar en la consulta atendiendo pacientes. Pero a los ciudadanos hay que darles medios para llegar a ellos o las cosas seguirán yendo mal en nuestra tierra.