Si la crisis sanitaria provocada por el coronavirus ha obligado a reducir la ayuda a domicilio de Aranda un 92%, en lo que se refiere a comida a domicilio la evolución ha sido totalmente contraria. La demanda de este servicio se ha incrementado un 30% desde que se estableciera el estado de alarma. Si antes había entre 50 y 60 usuarios, ahora mismo ya son cerca de 80. La concejala de Acción Social, Cristina Valderas, habla de "una o dos altas al día" y avanza que están estudiando la posibilidad de contratar un empleado más. Actualmente el servicio cuenta con un único trabajador y si la demanda sigue subiendo quizá no pueda asumir toda la labor.

La edil responsable del área explica que este servicio, también externalizado, no tiene los mismos problemas que el de ayuda a domicilio porque requiere un menor contacto con los usuarios y un número inferior de empleados. La ayuda a domicilio implica acceder a los domicilios de los beneficiarios, hacerles labores del hogar, movilizarlos... y evidentemente llevan más tiempo que el reparto domiciliario de comida. Por eso este segundo servicio tiene todavía margen de maniobra. Su capacidad total es de 120 usuarios.

Cristina Valderas pone en valor que la comida a domicilio no es una simple prestación de reparto, sino que el trabajador interactúa con los beneficiarios y ve si están bien, si tienen alguna necesidad... eso sí, siempre guardando las medidas de seguridad obligadas por el COVID-19.