Vladimir V. Laredo

Petisoperías

Vladimir V. Laredo


Entró septiembre, ladino

10/09/2021

Entró septiembre, ladino, y nos pilló por sorpresa. Nos engañó con esa suerte de días falsos, como de agosto, en los que nuevamente hubimos de retirar la ropa de nuestras camas para poder conciliar el sueño nocturno. Incrédulos, como somnolientos, nos dejamos arrastrar por las ganas de verano, aunque tuviéramos ya al otoño llamando a la puerta.
Decidimos que no nos iban a inhibir de disfrutar de esta prórroga estival en la que nos habíamos refugiado ni las circunstancias ni los deberes impuestos. Queríamos vivir para siempre en este duermevela que se da entre el último día de vacaciones y el primero en el que toca volver a la gris rutina. Salimos a ver aquel último atardecer desde el Mirador del Castillo, creyéndonos únicos, originales, especiales, pero sin serlo, pues en aquel mismo sitio a aquella misma hora se había reunido mucha gente con nuestra misma idea, con nuestro mismo anhelo, con esa misma esperanza. Y todos allí, en silencio, vimos cómo se ocultaba el sol tras el horizonte, con esos trazos rojizos, azules y morados, como dibujados por el pincel de una pintora de mano experta que utilizara de lienzo el cielo.
Cuando la noche hizo de ese cielo su hogar oímos un murmullo, leves susurros para no romper la magia del momento, y fue en ese preciso instante cuando, al mirarnos, nos dimos cuenta de que nuestros ojos brillaban, como lo hacían en otros tiempos quizá no tan lejanos, pese a sentirse como sucedidos décadas atrás. Intuíamos las sonrisas en los rostros, sonrisas que estaban ahí aún sin ser visibles, pero cuyo calor era más que evidente y reconfortante. Esperamos allí un rato, en silencio, como quienes esperan que llegue una noticia ilusionante que se resiste en ser anunciada.
Tras un tiempo, que no fue corto, pero sí intenso, emprendimos cada cual nuestro camino de vuelta a casa, como una procesión silenciosa, pero feliz, por las escaleras, ladera abajo del Castillo. Una vez que llegamos a Saldaña nos despedimos con un gesto y pusimos rumbo a nuestras moradas. Y fue curioso que, pese a volvernos solos, se notaba esa compañía a cada paso que dábamos. Fue curioso que, pese a estar solos, por un instante nos volvimos a notar todos de nuevo en compañía… 
                                @VladimirConV