Mil quinientos setenta y seis. Tiziano no puede acabar de pintar La Pietá. Muere. El burgalés Ángel González García explica cómo en uno de sus ensayos. Tras una agonía larga y meditada en medio del desorden salvaje de la peste. Idéntica angustia se reconoce en las anotaciones sobre el mismo cuadro que hace el pintor madrileño Carlos Alcolea. Descenso y caída. Parálisis. Desmayo. Lipotimia. Tentempié. Es sólo un anticipo. Alcolea no puede dejar de escribir en su libreta. Quiere más. Responder la gran pregunta. Qué es el Arte. Qué, la Pintura. Qué siente el espíritu al enfrentarse al blanco del lienzo. La respuesta roza el concepto matemático de límite. Las palabras se acercan todo lo posible. Aun así no alcanzan. ¡Hacer equilibrios para llegar a caer...! Cuantos más, mejor. Cuanto más lejos, o tarde. De qué otro modo puede explicar un pintor su ensimismamiento. Quién si no un poeta, puede escribir de Amor. Francisco Javier Martínez Moral es ingeniero. Aeronáutico y burgalés. Y ha encontrado la respuesta. La ha hecho pública este jueves en nuestra universidad. En la defensa de su tesis en la Politécnica del Vena. En una sala de juntas. Sin luces de bohemia. Sin micrófonos. Frente a poco menos que una docena de escuchantes. Puede que seis más contando al ponente y al tribunal. El acto más desnudo que recuerdo en veinticinco años. El más elegante. El que ha contenido más verdad. El doctorando ha demostrado que sí. Que su estómago rebosa lepidópteros, como el de Tiziano. Y que, también, como el de Carlos Alcolea, su corazón descansa y sufre en el talento. Qué es la Creatividad. Qué, la Intuición. Qué, la transcendencia. Qué, la persona que transita el desierto de lo nuevo. Las palabras del doctor Martínez Moral vuelven a acariciar la piel que no consiguen tocar. Por eso llevan tanta vida. ¡Es como pastorear un rebaño de gatos...! ¡Con prisas y con pausas...! El acto termina. Mi imaginación me lleva hasta la última palabra de la serie de Alcolea. Tentempié. Un pintor de Madrid y un ingeniero aeronaútico de Burgos ya comparten refrigerio, mesa de taberna, y sensibilidad. Innovar o pintar. Como pastorear un rebaño de gatos, haciendo equilibrios, con prisas y con pausas, para llegar a caer...