Zimbabue gana salud dental

G.G.U.
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César Colina es uno de los dentistas fundadores de Smile is a Foundation, que desde 2011 organiza una campaña anual en el país africano para curar bocas y enseñar a cuidarla

Zimbabue gana salud dental

Al oeste de Zimbabue, en el entorno del Parque Nacional de Hwange, hay unas poblaciones cuyos habitantes saben que a final de año toca revisión dental. Es el mensaje que un grupo de dentistas españoles, entre los que se encuentra el burgalés César Colina, han trasladado a lo largo de nueve años, en los que han dedicado doce días del último trimestre a atender las urgencias bucodentales de esas personas. "Viven en una zona que es como la Edad Media: no hay luz ni agua, tampoco trabajo ni recursos y su gran problema es el sida, además de la malaria y la tuberculosis", dice Colina, para explicar de forma gráfica por qué es tan relevante que unas personas para las que solo sobrevivir ya es una ocupación hayan interiorizado que cuidarse la boca tiene importancia.

Solo por eso, dice Colina, ya merece la pena el viaje hasta el sur de África y los malos ratos que, año tras año, pasan en la frontera. "Tenemos que pagar por todo lo que llevamos: por el instrumental, por los juguetes y por el material escolar que nos donan", explica, añadiendo que a esto tienen que sumar la nómina de los sanitarios que el gobierno zimbabuense impone para autorizarles la estancia. "El primer año no nos dejaban trabajar sin autorización del Gobierno, que pensaba que nuestra visita era una maniobra política de la oposición, porque no comprendían que trabajáramos gratis", dice el dentista burgalés, matizando que en ese sentido ha habido pocos cambios y que, ahora, en lugar de un profesional impuesto, son ocho. "En África es así, no hay más vueltas que darle", zanja.

Sin embargo la sospecha continuada de las autoridades hizo que, en un principio, la ciudadanía viera con "cierto miedo" a este equipo de dentistas, al que se dirigía con distancia y mucha formalidad. Pero a medida que han pasado los años, todo se ha relajado y ahora, de hecho "están esperando que lleguemos y nos reciben; se ve mucha evolución: antes nos pedían que les sacáramos la muela y ahora quieren conservarla". Desde la primera campaña, en 2011, hasta ahora han atendido a 27.098 personas, casi siempre por patología relacionada con la falta de prevención y cuidado continuado. "Lo que más vemos son bocas con mucha caries, así que hacemos extracciones, endodoncias, empastes... En realidad, contribuimos a salvar vidas, porque, sobre todo al principio, venían con unas infecciones tremendas y para las que no tienen medicamentos. Y una persona con sida e infección tiene muchas probabilidades de morir", añade.

La idea de organizar viajes asistenciales periódicos a Zimbabue surgió de forma casual, en "una reunión de cinco amigos". Uno de ellos conocía a un fotógrafo local, Mark Butcher, que había montado una serie de campamentos en torno al parque Hwange y le contactaron para ver si podían contar con su logística. "Él permitió que organizáramos las brigadas de atención bucodental en torno al parque con mucha más facilidad; nos ponía los campamentos y la comida, pero nosotros financiamos todo lo demás". 

La primera vez tuvieron que pagarlo todo de su bolsillo, pero dado que la iniciativa cada vez es más conocida y voluminosa (en 2015 incorporaron oftalmólogo y optometrista) fueron incrementándose las donaciones y decidieron constituir la fundación Smile is a Foundation para formalizar todo. "Cada viaje está presupuestado en 126.000 euros; hay que buscar mucho para conseguirlos", apunta.

En la última expedición, los 16 dentistas que se desplazaron atendieron a 2.866 pacientes "en siete días" y los profesionales dedicados a la vista, a otros 3.236. "En Zimbabue tienen los ojos muy afectados por el sida y muy quemados por el sol", dice el dentista, explicando que también les llevaron 5.000 pares de gafas de sol, "porque es clave en la prevención de cataratas". De esta manera se pretende dar algo de continuidad a la campaña, en la que se ha reforzado la prevención en los colegios. "No tienen nada, así que todo lo que sea ayudarles, es fantástico", concluye Colina.