El lobo amenaza a los ganaderos de la Demanda y Merindades

R. PÉREZ BARREDO
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Entre 2019 y la primera mitad de 2020 se denunciaron 59 ataques con un resultado de 126 animales muertos. En la Demanda y en Merindades los ataques del gran matador están poniendo en jaque a numerosos ganaderos, que se replantean su continuidad

A José Porres, ganadero de Riocavado de la Sierra, el lobo le ha matado 38 ovejas en los dos últimos años. - Foto: Luis López Araico

No hay que buscar ningún Pedro de cuento que advierta que viene el lobo: el gran matador, el ancestral enemigo del hombre, está aquí, en nuestros montes, extendiendo sus dominios, haciéndose cada vez más presente. Y amenazando como siempre -o tal vez como nunca- la supervivencia de los cada vez más escasos ganaderos de la Demanda y Merindades que siguen sosteniendo, heroicamente en muchos casos, la exigua población que aún resiste en tan vaciadas comarcas. Sobre la nieve caída en Riocavado de la Sierra, corazón de la Demanda, proyecta el sol destellos y brillos azulados como guirnaldas alegres; este serrano caserío lleva dos semanas conquistado por un manto blanco que en buena parte de las calles ya es puro hielo; y en ese silencio amortiguado por tanta blancura se oyen los cencerros de las ovejas de José Porres López, que llevan varios días recogidas en establos por culpa de la nieve. De la nieve y dellobo. "La otra mediodía estaba con los animales en aquellas tierras de allá cuando lo vi. Un solo. Era grande. Desapareció enseguida".

José lleva trabajando el ganado veinte años. Pero desde hace dos, el loboha cambiado su vida. Se siente hostigado, amenazado por su presencia constante, igual que otros ganaderos de pueblos como Huerta de Arriba, Huerta de Abajo y Barbadillo del Pez. En este tiempo, ha sufrido ataques por los que ha perdido 38 ovejas. Más de una cabeza por mes. El último ataque fue el pasado mes de diciembre. Perdió a dos; en julio, a seis corderos de una sola tacada. "Fue una loba con sus crías. Las enseñó a matar con mis corderos". Tiene la teoría de que los lobos que llevan meses acechando la comarca burgalesa proceden del lado riojano, donde el carnívoro por antonomasia está causando verdaderos estragos. "Aquello es un caos. Y hay muchos, por eso se pasan aquí, atacan y se marchan otra vez, porque se han criado en la zona de La Rioja", sostiene José.

Cuando, hace un par de años, el es un faena, te obliga a estar pendiente todo el día ", apostilla. lobovolvió a hacerse ominpresente en la Demanda, José pasó varias noches con sus ovejas con la intención de estar vigilante, tal era la amenaza que sintió. Pero ni aun su presencia, ni la del perro mastín que tenía por entonces, logró ahuyentar al gran cazador. "Atacaron a las tres de la madrugada. Yo estaba dentro del coche y les oía aullar allá en la cumbre". La nieve la ha dado la excusa perfecta para encerrar a sus animales, pero eso significa doble trabajo y mucho más gasto por aquello de que, si no salen a pastar, las alimenta a base de pienso. "Alimentarlas así cuesta 100 euros diarios, entre pienso y paja. Más el tiempo que dedicas". Cuando las nieves se retiren, volverá a sacarlas ya llevarlas al campo, pero lo hará con inquietud incluso cuando las deje en el cercado. "Te vas a dormir, pero con miedo porque siempre piensas que las van a atacar. Y ellobo es muy listo. Y cuando los oyes aullar ... Te da mala impresión. Esto del lobo

La pérdida de cabezas por ataques de lobo acarrea un viacrucis de papeleo que a muchos ganaderos desespera. La Junta acaba pagando, asegura José, pero como mínimo seis meses después de las pérdidas. De un tiempo a esta parte se le ha pasado por la cabeza abandonar, dejar el ganado. "¿Pero dónde voy a encontrar yo trabajo con casi sesenta y un años? Me quedan cuatro. Aguantaré como pueda. Pero el lobo nos está haciendo mucho daño. El problema es que a la vuelta de cuatro años, cuando yo me jubile, dejará ¿Quién va a querer vivir así con ataques de lobos permanentemente? Pasará que, cuando no haya ovejas, irán a por los terneros ". Sólo la presencia ominosa del lobo, que detectan los animales antes que el hombre, ya constituye un enorme problema. A José le ha pasado que en algún ataque el lobo no ha desgraciado a ninguna, pero ha provocado que las preñadas, fruto del estrés por correr detrás del cánido, han abortado, perdiendo así los corderos. "Se asustan, se ponen nerviosas, les hace mucho mal".

En efecto, los terneros son objetivo del lobo en Las Merindades, otra de las zonas de la provincia por la que campa a sus anchas el rey de los montes. Así, en el entorno de Soncillo, ha cometido verdaderas sangrías, como confirma Fernando Pérez Huidobro, ganadero de Torres de Abajo. Hace ahora dos años perdió más de una treintena de animales, entre novillas, terneros y hasta alguna vaca. "Aquello fue terrible. Había por la zona dos manadas de lobos. Un día vi a seis. Lo que me pasó hace dos años fue aterrador. De volver a repetir algo así hubiera tenido que dejarlos", subraya. Aunque reconoce que no ha vuelto a sufrir ningún ataque desde entonces, este ganadero cruza los dedos, ya que sabe, por otros compañeros, que el lobo está en Pedrosa, en Villarcayo.

Él tiene a sus animales en el monte entre Torres y Munilla, y aunque en su día el Ministerio de Agricultura le prometió que le levantaría una cerca de seguridad, no cumplió. "Fueron todo palabras, pero no cumplieron". Y de los en torno a 40.000 euros de pérdidas que le supuso aquella ofensiva lobuna, "apenas he podido recuperar una cuarta parte. Es una vergüenza, estamos olvidados", zanja. Según datos de la Junta de Castilla y León, en el primer semestre del pasado año se registraron en la provincia de Burgos 19 ataques de lobo con un resultado de 30 cabezas muertas; en todo 2019 se produjeron 40 ataques y un total de 97 animales muertos.

Necesidad de una solución. En Barbadillo de Herreros el siempre vigoroso y saltarín río Pedroso está congelado en la superficie, ofreciendo una imagen poderosamente atávica e invernal. En este pueblo tuvo ganado durante muchos años Adolfo García Gallo, hasta que, empujado por las escabechinas del lobo , decidió dejarlo. "En estos pueblos de la sierra los únicos puestos de trabajo que se pueden crear es para el ganado, ovejas y vacas. El problema es que el lobose está imponiendo. Y ha llegado un momento en el que se ha desbordado. Está pasando aquí y otros muchos sitios. La cosa se está poniendo muy fea. Y esto no puede ser ", señala. Adolfo llegó a tener más de mil cabezas de ovino; en octubre del año recién terminado dejó las pocas con que se había quedado. Jamás olvidará aquella lejana noche en la que una manada le mató nada menos que setenta ovejas y dieciséis cabras. "Fue terrible".

Admite que ha habido años en los que no se han registrado ataques. Porque no había lobos. Pero estos han vuelto con mucha fuerza. "Están aquí. Con dar una vuelta estos días se ven sus huellas en la nieve. Hay que buscar alguna solución. El lobo es una especie a la que todo el mundo tiene respeto e incluso aprecio. Pero lo que no puede es cargarse al ganadero . Tiene que haber un equilibrio entre el ganadero y el lobo porque esto se está desbordando, es así de claro. Y está ganando el lobo. Quizás una solución sería tenerlos no en cautividad, pero sí en zonas amplias, valladas, y que los ganaderos les den ganado viejo para que se alimenten. No sé. Nadie dice que haya que extinguir al lobo, pero hay que hacer algo. Los pocos ganaderos que quedan están amargados, así no se puede vivir. Tengo la impresión de que ahora la Junta de Castilla y León está algo mentalizada, pero debe tomar medidas ya si quiere que en los pueblos siga habiendo gente. Si no, los pueblos se quederán sin gente y morirán ", concluye.