Nueve ahogamientos en 5 años en zonas de baño sin vigilar

F.L.D.
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La mayoría de las muertes se produjeron en ríos y cascadas durante el verano. Desde la Federación de Salvamento recomiendan extremar las precauciones en estos lugares

Uno de los últimos rescates realizados por los buzos de salvamento en la provincia de Burgos. - Foto: Valdivielso

Ha tardado más de lo esperado, pero el calor aprieta y la imparable subida del mercurio nos obliga a buscar lugares frescos. Darse un chapuzón es, probablemente, la mejor medicina para estos días de sol sin tregua durante horas, especialmente los fines de semana. Las piscinas son los recintos más socorridos, pero hay quien opta por salir a la naturaleza y chapotear en ríos, arroyos e, incluso, desafiar a la gravedad en una cascada. Esos baños entrañan un peligro notable, pues las corrientes y otros fenómenos imprevisibles juegan un papel importante. Pero es que además, estas zonas carecen de una vigilancia que permita minimizar el riesgo que se asume. Tanto, que a veces termina en tragedia.

Nueve personas han perdido la vida ahogadas en los últimos cinco años, la mayoría en lugares como los mencionados. Desde la Federación de Salvamento y Socorrismo de Castilla y León advierten de que hay que extremar las precauciones adentrarse en aguas naturales.  

Si echamos un vistazo a los datos facilitados por este colectivo, los ríos son los emplazamientos en los que más personas han muerto ahogadas. El Duero es el que más vidas se ha cobrado en el último lustro, tres concretamente. La última hace apenas unos meses, cerca de Aranda, cuando una mujer se lanzó al agua para salvar a su perro. En este caso, el frío fue determinante para que la víctima terminara pereciendo. Las cascadas también son sitios con mucho peligro, porque más allá del estado de las corrientes, se da la circunstancia de que muchos bañistas desafían a la gravedad, como es el caso de la de Pedrosa de Tobalina. Un joven falleció en 2019 por un corte de digestión. 

«La imprudencia de las personas es lo que muchas veces provoca que un baño en una zona no vigilada termine en tragedia», lamenta Ignacio Retuerta, presidente de la Federación de Salvamento de Castilla y León, quien avisa de que cualquier lugar «sin vigilancia» siempre va a ser peligroso. «Hay que tener en cuenta que cualquier río te puede cambiar el caudal en un segundo. Puede que estemos en el agua tranquilamente y que acto seguido nos lleve la corriente. Eso puede provocar nerviosismo y situaciones comprometidas», completa. 

Retuerta entiende que los bañistas busquen lugares alejados de las ciudades y que esquiven los aforos de las piscinas municipales. De hecho, recuerda que es la propia Junta de Castilla y León la que suele publicar las zonas que están abiertas al público. Sin embargo, cree que en el algunos casos se evitarían muchos disgustos si se contrata personal de salvamento. «También podrían acotarse algunos puntos concretos para que la gente no pueda meterse en cualquier zona y se ponga en riesgo», puntualiza. 

Pero al margen de la vigilancia, que parece que por el momento no está en la agenda de la administración regional, desde la Federación de Salvamento y Socorrismo de Castilla y León lanzan una serie de consejos para evitar sustos en el agua. «Es fundamental elegir sitios con fácil acceso, evitar lanzarse desde una altura o con cuerdas atadas a los árboles, como hacen algunos», subraya el presidente. También es importante «no estar solo» y «no exponerse a cambios bruscos de temperatura». 

El mar traicionero. Bien entrado el mes de julio, ya son muchos los burgaleses que lían el petate, cargan el maletero y se marchan a Cantabria a pasar el fin de semana o incluso una quincena. Las aguas delCantábrico, además de gélidas, suelen ser cambiantes, más traicioneras de lo habitual. Si para bañarse en un río hay que ser precavidos, mucho más en la playa. «El mar es muy complicado y hay que conocerlo. Incluso para gente que lleva toda la vida viviendo en  un pueblo costero es peligroso», recuerda Ignacio Retuerta.   

El color de la bandera siempre da una pista del estado del mar, pero a veces conviene fijarse bien en si hay zonas restringidas por las corrientes de retorno, que arrastran a los bañistas y una persona sin pericia le puede causar problemas. «Hay que estar muy pendiente de las mareas. Por eso conviene nadar siempre en paralelo a la orilla», recomienda. Desde luego, ante cualquier duda, siempre tener controlada la posición del socorrista para evitar disgustos.