El sindicato de enfermería SATSE reclamó ayer a la dirección del HUBU que en la redistribución del personal a la que está obligando el impacto de la quinta oleada en el complejo se haga un esfuerzo por organizar a las enfermeras de forma que en las plantas que atienden a los pacientes con coronavirus haya «como poco, cuatro enfermeras de mañana y de tarde: dos vestidas [con los equipos de protección individual, epis] y dos fuera», dijo la secretaria provincial, Silvia López, matizando que ha habido días con dos y tres efectivos en estos turnos. A esto añade, de nuevo, la petición de refuerzo para las Urgencias del hospital: «No se ha reforzado con ni una sola enfermera y lo necesitan, sigue habiendo demoras y mucha carga».
La dirección del HUBU admitió, a través de un comunicado en el que informaba sobre la situación asistencial, que «en el servicio de urgencias hay saturación por la gran afluencia de pacientes de todo tipo, pero fundamentalmente de patología covid, que acuden con clínica banal». Así, aprovechó para recordar «la importancia de que se haga uso de los circuitos previstos por Primaria y reducir la afluencia al hospital», sin mención alguna al tema del personal y de las peticiones de refuerzo.
La quinta oleada, y sobre todo su magnitud, ha cogido por sorpresa a todas las partes implicadas en la gestión de la pandemia. El vicepresidente y portavoz de la Junta, Francisco Igea, afirmó el 17 de junio que «no esperamos retrocesos» y se aceleró la desescalada. Así, las vacaciones del personal sanitario se tramitaron con aparente normalidad y, ahora, la quinta oleada se ha solapado con menos efectivos de lo habitual en unas plantillas «ya muy ajustadas de normal», señaló López, destacando que no hay bolsas de empleo a las que recurrir, porque están agotadas.
Es el resultado, dice López, de años sin mejoras en las condiciones laborales, lo cual ha provocado un éxodo hacia otras Comunidades. «Hay que cuidar a las enfermeras», reiteró López, matizando que, mientras tanto, piden que se haga el esfuerzo de incrementar los turnos diurnos (mañana y tarde) en las plantas que atienden a los pacientes covid, complejos y con mucha necesidad de cuidados de enfermería. En cada una hay veinte habitaciones, con uno o dos enfermos, a los que atienden las enfermeras que se visten, con el soporte de las que permanecen en el pasillo. «Sin cuatro como mínimo, es la locura», dijeron (...).
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