La última estampa de la comandancia de obras

I.E.
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DB visita las instalaciones de la calle La Puebla que Defensa ha vendido a la promotora K-250 SL, donde todavía se acumula la suciedad pero aún se conservan herramientas de un antiguo taller militar de carpintería

Roberto García, gestor de la promotora K-250 SL, muestra por dónde va a discurrir la nueva calle que conectará La Puebla con San Lesmes. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

En 1903 el Ministerio de la Guerra adquiría, a través de una Real Orden, dos edificios -más varios solares anexos- de la calle La Puebla con el propósito de alojar allí todos los servicios del Arma de Ingenieros. La operación era necesaria para reunir en un mismo lugar todos los efectos del parque de campaña y el almacén de material, pero también todas las oficinas propias -talleres, archivos, despachos, biblioteca y depósito topográfico- de la Comandancia General y la de la Plaza. Esos inmuebles se corresponden en la actualidad con los números 30, 32 y 34 de la céntrica calle burgalesa, y ya no pertenecen a Defensa. El primero es un bloque de cuatro plantas de la Seguridad Social, que se hizo con él en el año 2010, aunque todavía no le ha dado ningún uso. En los números 30 y 32 es donde se localizan los pabellones que alojaron hasta los años 90 los talleres y almacenes de la Comandancia de Obras, uno de los organismos que surgieron en la postguerra, el otro fue la Jefatura de Ingenieros.      

Toda esa superficie -unos 1.500 metros cuadrados- que se extiende entre las calles La Puebla, San Lesmes y las traseras de la calle Vitoria- son propiedad ya -salvo un 9% del terreno- de la promotora K-250 SL, cuyo equipo gestor es el mismo que el de Edificio Plata 3, la empresa que se hizo con el solar de Artillería. Esos talleres, depósitos y cocheras, que deberán derruirse para la construcción de viviendas y una plaza, se hallan en el más absoluto estado de abandono. Desde que su actividad se trasladó a otros acuartelamientos a finales del siglo pasado, Defensa no llevó a cabo ninguna labor de conservación ni de limpieza. Y eso se nota nada más entrar a las instalaciones, cubiertas casi por completo de excrementos de palomas, animales que campan a sus anchas por los antiguos inmuebles del Ejército. En algunas de las dependencias se conservan herramientas de carpintería que utilizaban empleados civiles para llevar a cabo todo tipo de trabajos en madera encargados por la Comandancia de Obras. Aunque cubiertas de suciedad, estas máquinas no se hallan en mal estado y podrían ser recuperadas para una exposición o incluso para el Museo Histórico Militar.

DB pudo recorrer ayer todas estas dependencias para presentar a sus lectores una última estampa del interior de la antigua Comandancia. Entre las construcciones que la componían destacan también varios pabellones destinados a almacenes, una cocina donde aún se conservan dos frigoríficos, cocheras donde se aparcaban los vehículos de la Comandancia y un patio, parte del cual formará parte del espacio público -una plaza- que se construirá entre La Puebla y San Lesmes.

La superficie construida es de unos 3.000 metros cuadrados, según los cálculos iniciales de la empresa adquiriente, por lo que el proceso de derribo será cuando menos complejo, ya que no se trata de un pabellón diáfano con cuatro paredes. Al contrario, en esa superficie se extienden dependencias de distintos tamaños, con proliferación de muros, tejados a distinta altura, etc, que no harán sencilla su demolición.