Jesús Quijano

UN MINUTO MIO

Jesús Quijano

Catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad de Valladolid


¿Reformar la Constitución?

06/12/2021

Como cada año por estas fechas, con ocasión de la celebración de un año más de vigencia de la Constitución de 1978, se plantea la necesidad, la conveniencia, la oportunidad, o la posibilidad, de reformarla. Esta vez son ya 43 años de vigencia, todo un record en la historia particular del constitucionalismo español. Durante mucho tiempo, nuestras Constituciones del pasado tuvieron un sesgo de parte: se modificaban y sustituían al ritmo de los cambios de gobierno o de los pronunciamientos militares de la época, de modo que la alternancia política traía con frecuencia una alternancia constitucional. Y hasta cabe admitir, como muchos historiadores lo han admitido, que buena parte de nuestro déficit comparativo en lo social, en lo económico, o en relación con otros países de nuestro entorno, se deben a la falta de asentamiento de un sistema político durante largo tiempo.

La Constitución que tenemos es la primera que ha proporcionado estabilidad, que ha sobrevivido a la alternancia y que ha facilitado la convivencia. No debiéramos, pues, desmerecerla, como se hace con cierta frecuencia. Pero también es cierto que han pasado 43 años y que en ese tiempo han cambiado muchas cosas y han ocurrido muchas otras. Si hoy hacemos un repaso a los diez Títulos que la componen, más otro preliminar y unas cuantas disposiciones adicionales, finales y transitorias, fácilmente encontraremos motivos para añadir, suprimir, o modificar unos cuantos preceptos; bien sea porque echaremos de menos en su texto algunas cuestiones que entonces no se pudieron incluir (entonces no estábamos en Europa, ni se planteaban derechos relacionados con la informática, por poner algún ejemplo), bien sea porque cuestiones que sí están deberían matizarse a la vista de la experiencia (las competencias y el sistema de financiación de las Autonomías, el sistema electoral, la inviolabilidad del Rey, también por poner algún ejemplo).

La pregunta final es si hay ambiente para poner en marcha un proceso de reforma de la Constitución con un grado de consenso equivalente al que permitió su aprobación. Ojalá pudiera responder que sí; pero me temo que pecaría de optimista.