Entre el 15 y el 30% de los bares aún no ha reabierto

H.J.
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Los distribuidores de bebidas que abastecen a los establecimientos de la capital calculan que su facturación anual caerá en torno al 60% y prevén un panorama igualmente negro hasta el mes de marzo

Entre el 15 y el 30% de los bares burgaleses aún no ha reabierto. - Foto: Jesús J. Matías

El segundo confinamiento ha dejado todavía más tocado a un sector que ya las había pasado realmente mal durante la ola inicial de la pandemia. La hostelería, principal vector de socialización en nuestra cultura y por tanto la actividad de ocio más propicia para las aglomeraciones, está pagando el principal peaje económico de la crisis económica que acompaña a la sanitaria.

Tras el cierre a cal y canto de abril que ya provocó serios problemas llegó el verano y con él el respiro en las terrazas y la vuelta a una cuasi-normalidad. Pero volvió el otoño, la provincia de Burgos en general y la capital en particular tuvieron una segunda ola especialmente preocupante y muchos empresarios no han podido recuperarse.

Los empresarios de distribución de bebidas de la capital, que son quienes sirven a los establecimientos, calculan que entre un 15 y un 30% de los bares no ha reabierto tras el palo de noviembre. La horquilla depende de las fuentes consultadas, pero todas coinciden en que algunos de ellos se quedarán definitivamente por el camino y nunca conseguirán reflotar su negocio.  

Así lo apunta Eduardo Marcos, de Coburdist, la empresa que sirve Coca Cola, Heineken, Amstel o Kaiku a un millar de bares y restaurantes, quien ofrece la pesimista previsión de que «por lo menos la mitad de ellos no van a volver a abrir».

En Hermanos Saiz, donde llevan Mahou, Pepsi, Kas o Schweppes, subrayan que «el panorama está muy triste. La imagen que se le queda a la gente es la de las terrazas de las Llanas con un montón de gente el primer sábado que se pudo abrir, pero esa no es la realidad. La inmensa mayoría de los negocios hacen lo que pueden, están malviviendo con un aforo interior del 30% y las terrazas con este tiempo son casi imposibles. El 90% de los bares siguen en ERTE y las distribuidoras también».

Por su parte Emilio Rodríguez, gerente de Burgodist (San Miguel), explica que en el mes de diciembre les han comprado «el 50% de los clientes de diciembre 2019». Asegura que esto no significa que el resto esté cerrado, pero apunta su convencimiento de que al menos el 25% sí que lo está.

Los cierres, por el momento temporales y quién sabe si definitivos, se distribuyen por todos los barrios y afectan sobre todo a quienes no tienen posibilidades de colocar una terraza mínimamente abrigada con la que poder complementar los ingresos cuando el sol hace acto de aparición y las temperaturas dan un respiro. «Este invierno de Burgos no ayuda nada», reiteran en Hermanos Sáiz, por lo que hasta abril se teme una temporada muy complicada. 

Jubilaciones anticipadas. Además, mucha gente ha aprovechado para jubilarse. Los hosteleros más veteranos, cuya plantilla era mínima, sacaban adelante un negocio prácticamente familiar y estaban próximos a los 65 años, han tirado la toalla ante las dificultades que les supondría remontar el vuelo en los próximos meses. Ese fue el caso, como ya contamos en este periódico en el mes de junio, del Café Salamanca, con varias décadas a sus espaldas enfrente de la estación de autobuses de la calle Miranda.

Con este panorama, no es de extrañar que las distribuidoras calculen una caída en la facturación del entorno del 60% en el recién terminado mes de diciembre respecto al mismo periodo del año anterior. Y de igual manera, el cómputo total de 2020 ha dejado un desplome de los ingresos de alrededor del 50%.

Eso, teniendo en cuenta como explican desde Coburdist que «el primer trimestre comenzó con una inercia muy positiva hasta el confinamiento», refleja el desastre que ha supuesto para todos un año para olvidar, en el que la única alegría llegó con el espejismo del verano. Pronto se encargó el virus de recordarnos que no se había marchado, ni mucho menos.