El pasado 31 de diciembre se puso punto y final a la historia de la empresa textil burgalesa Trasluz Casual Wear. En el último día de 2019, el administrador concursal que guió todo el proceso desde la quiebra de la compañía, Aide Abogados, finalizó la liquidación de las existencias aún pendientes y despidió a la plantilla, tal y como había autorizado el Juzgado de lo Mercantil. En estos momentos solo queda pendiente la adjudicación de los inmuebles -una nave y una parcela contigua- que, en función de los trámites necesarios en estos casos, tales como la negociación con los bancos y posterior cambio de propietarios en el Registro, podría dirimirse a principios de la próxima primavera.
Confirman desde Aide Abogados a este periódico que, tras mostrar interés hace unos meses una compañía de comercio electrónico, que tenía "muy avanzadas" las negociaciones con la entidad bancaria que tiene el préstamo hipotecario, se han sumado ahora otras tres nuevas empresas de distintos sectores -tanto de capital burgalés como de fuera de la región, concretamente desde Santander- que pretenden "continuar con su actividad productiva de manera inmediata con el traslado o incorporación de trabajadores, sin dejar que las instalaciones se conviertan en un cementerio de hormigón abandonado", aseguran desde el administrador concursal.
El principal problema radica en la alta carga hipotecaria que tiene a sus espaldas la nave, de más de 2 millones de euros, una cifra a la que ninguno de los cuatro interesados podría hacer frente. Las características del inmueble, de 5.500 metros cuadrados, levantado en 2011 y distribuido en un espacio para almacén -muy amplio- y otro dedicado a oficinas, permite que se pueda reutilizar de múltiples formas, lo que abre el abanico a empresas de distintos sectores como el industrial, el de mecanizado, el de logística o de fabricación. También cuenta con una parcela cercana que abre la posibilidad de ampliación de las dependencias. Además, la situación de la nave, en el polígono Montenuevo, en el término municipal de Valdorros, al pie de la A-1, es un aliciente.
Entra en este momento el turno de la negociación entre los empresarios y la entidad bancaria que tiene pendiente el pago de la deuda de Trasluz Casual Wear. "La operación de venta se va a materializar, el inmueble no se va a quedar en subasta", pronostican desde Aide Abogados.
Casi dos años de recorrido. Fue en marzo de 2018 cuando serios problemas financieros -se calcula que la deuda con las entidades bancarias llegó a los 9 millones de euros- obligaron a Trasluz a entrar en concurso de acreedores. Posteriormente se prescindió de cerca de la mitad de la plantilla, se redujo significativamente el canal físico de venta en España para ajustar sus costes de estructura y con una "clara vocación de continuidad", informaron entonces fuentes de la firma burgalesa especializada en moda infantil.
Ya bajo control del administrador concursal (Aide Abogados), Trasluz también rebajó el precio de sus productos para dar salida al enorme stock de ropa que tenía. Igualmente se alcanzó un acuerdo con la Agencia Tributaria para facilitar las ventas. E incluso se dio una segunda utilidad a parte de la nave de Valdorros como almacén de otras compañías del sector textil. Pese a los esfuerzos y a la esperanzas de los propietarios en recuperar el control de la empresa, la junta de acreedores celebrada el pasado mes de julio decidió no aprobar el convenio, lo que llevó a fase de liquidación a esta firma de ropa, que nació en el año 2000 impulsada por la cuarta generación de una familia burgalesa con una larga tradición textil.